BERLÍN. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advierte sobre el riesgo de que la economía mundial vuelva a entrar en recesión de forma "inminente", en una entrevista que publicó ayer la revista alemana Der Spiegel.
Recogiendo los temores expresados recientemente por el director del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, Lagarde apuntó que el riesgo de un nuevo revés económico a escala global existe, pero que todavía se puede evitar, aunque la capacidad de actuación es ahora menor que hace dos años.
"Aún la podemos evitar. Las opciones de los gobiernos y los bancos centrales son menores que en 2009 porque ya han disparado gran parte de su pólvora. Pero si los distintos gobiernos, las organizaciones internaionales y los bancos centrales colaboran, evitaremos la recesión", argumentó Christine Lagarde.
Por eso, la directora gerente del FMI, que accedió al puesto en julio pasado tras la dimisión de Strauss-Kahn, insta a los países más afectados por la crisis a implementar medidas que fomenten el ahorro estatal y el crecimiento económico, con el objetivo de "evitar una inminente espiral descendente".
En Europa, en concreto, Lagarde recomienda a las naciones más castigadas por la crisis de la deuda a que eleven el capital propio de sus bancos para reforzarlos. "En general, vemos la necesidad de que los bancos europeos sean recapitalizados para que sean lo suficientemente fuertes como para soportar los riesgos derivados de la crisis de la deuda y del débil crecimiento", dijo.
Expertos del FMI señalaron recientemente en un informe que al sector financiero europeo le faltaban unos 200.000 millones de euros en sus balances de cuentas.
"La insegura situación económica y la crisis de la deuda estatal han minado la credibilidad de los bancos", agregó Lagarde, exministra de Finanzas francesa.
La directora gerente del FMI evitó posicionarse con respecto a la situación financiera concreta de Grecia e Italia, pero consideró "dignas de aplauso" las reformas acordadas el pasado 21 de julio en Bruselas, entre las que destaca la flexibilización del fondo de rescate europeo (EFSF).
Sobre Estados Unidos, Lagarde señaló que su economía padece un "problema de confianza" y en cuanto a Alemania, advirtió sobre los efectos de un posible enfriamiento de la demanda externa, pese a la actual salud de sus cuentas públicas y su notable crecimiento económico.