MADRID. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Gómez ha hecho hincapié en que la política laboral "no puede ser la misma" en etapas de expansión que en etapas de crisis, pues debe proporcionar más flexibilidad a las empresas y proteger, en paralelo, a los trabajadores.

"En crisis, lo importante es sostener el empleo, sin cualificarlo, sea temporal o indefinido, pero preferimos tener un empleo temporal antes que un parado", ha afirmado Gómez, que ha insistido en que la regla que limita la concatenación de contratos temporales "funciona mucho mejor en épocas de auge".

Respecto al nuevo contrato de formación, del que ha dejado claro que "no es un contrato basura", Gómez se ha mostrado convencido de que permitirá elevar el volumen actual de contratos de formación, pues suponen unos 100.000 frente al total de 12 millones de contratos que se efectúan anualmente.

El contrato de formación anterior, que quedará derogado cuando entre en vigor este decreto, tenía una duración mínima de seis meses (ahora será de un año) y contemplaba un 15% de la jornada para formación, frente al 25% establecido en la nueva norma.

EL GOBIERNO DEBE GOBERNAR SI NO HAY ACUERDO

Preguntado por si el malestar de empresarios y sindicatos ante estas medidas perjudicará el diálogo social, el ministro ha subrayado que el Ejecutivo sometió a su consideración durante varios meses tanto la posibilidad de reformar los contratos a tiempo parcial (que finalmente no ha cuajado) y como la de cambiar el contrato de formación.

"Son dos medidas que anunciamos exhaustivamente en la mesa de empleo en el pasado inmediato. Hay medidas nuevas, pero siempre hemos informado de ellas a los interlocutores sociales", ha declarado el ministro.

Gómez ha insistido en que el nivel de interlocución con sindicatos y empresarios ha sido muy importante estos años, "algo de lo que el Gobierno puede presumir", pero ha recordado que cuando no hay acuerdo en el diálogo social, "el Gobierno tiene que gobernar". "Eso es lo que hemos hecho", ha explicado.