Atasco político en Washington
N. Ferragutcasas
Washington. Washington vive un debate de sordos entre republicanos y demócratas sobre la ampliación del techo de la deuda. Las dos únicas propuestas partidistas para solucionar el problema han caído de la mesa tras el rechazo de los legisladores. A dos días de la fecha límite, no hay rastro de un acuerdo y el país se dirige a un cataclismo económico, si un milagro no lo remedia.
Una vez más, los políticos estadounidenses esperan hasta el último minuto. Un pacto a la desesperada que se alcanzará cuando los partidos, cansados por la división, vean las consecuencias de su inacción y decidan renunciar a algunas de sus condiciones. Así, el país se prepara para una repetición del debate presupuestario de abril que acabó con un pacto en la medianoche del día límite para impedir un cierre del gobierno. Esta vez, sin embargo, las secuelas de la lucha entre partidos podrían ser drásticas. Las agencias de rating ya han avisado de que si no se logra un acuerdo fuerte rebajarán la nota de triple A que tienen sus bonos.
El ultraconservador Tea Party tiene secuestrado al partido republicano. Los congresistas simpatizantes de este movimiento forzaron dos veces el retraso de la votación de la propuesta del líder de los republicanos, John Boehner. Finalmente, la Cámara Baja aprobó por los pelos el plan -218 votos frente a 210 (todos los demócratas y 22 republicanos)-. La versión renovada ofrecía un aumento del límite de la deuda de 900.000 millones de dólares a cambio de la rebaja del gasto de 917.000 millones y crear una comisión que estudiaría incrementos en enero.
Boehner salvó los muebles pero tuvo que ceder a la presión del Tea Party e incluir la imposición de una enmienda constitucional para prohibir los presupuestos deficitarios. Sus esfuerzos para conseguir este pírrico triunfo fueron en vano ya que dos horas después la mayoría demócrata en el senado tumbó el proyecto, con el apoyo de siete republicanos (59-41). Los demócratas y el presidente Obama aseguraron que la idea era inaceptable porque supone una solución temporal que no dará estabilidad a los mercados. Además, advierten que seguir el debate el año que viene será complicado ya que los partidos estarán en campaña.
El infructuoso debate ha destapado un partido republicano dividido, superado por las exigencias de una minoría radical, con un liderazgo en entredicho. Lejos está el partido de Ronald Reagan que aumentó el techo de la deuda hasta 17 veces. Obama apeló ayer en su discurso semanal a los republicanos moderados para llegar a un compromiso con los demócratas y evitar el impago.
Un Obama Débil La disputa política sin cuartel perjudica a republicanos pero también a demócratas y al presidente. El viernes su popularidad tocó fondo, con una aprobación de su gestión del 40%. Los ciudadanos creen que Obama está liderando mal la crisis y los conservadores creen que no se toma en serio la gigante deuda del país. El presidente tiene las manos atadas desde la semana pasada, cuando republicanos y Casa Blanca rompieron negociaciones. Boehner aseguró que no era posible llegar a un acuerdo porque Obama quiere "un cheque en blanco".
La decisión final de subir el límite de la deuda e impedir la quiebra reside en el Congreso pero Obama sabe que si al final la crisis no se resuelve, él será el principal damnificado. Podría debilitar sus posibilidades de reelección ante un elevado paro del 9% y una frágil recuperación económica. Ayer, demócratas liderados por el senador Harry Reid intentaron aprobar su proyecto en el Senado para zanjar la crisis de la deuda hasta finales de 2012. Pero la oposición republicana anunció su rechazo. Es por eso, que los partidos negociaban contrarreloj. Una posible salida a este enredo es un plan que suba la deuda dos veces, ahora y en enero. Eso sí, Obama decidiría el segundo aumento que los republicanos podrían rechazar, pero no impedir.
La popularidad del presidente Barack Obama ha bajado hasta el 40% estos días. Foto: EFE
El ultraconservador Tea Party tiene secuestrado al partido republicano y el estéril debate deja una formación dividida