GASTEIZ. El juzgado de lo mercantil número 1 de Gasteiz acaba de condenar a pagar 2,5 millones de euros al propietario de la firma alavesa Mekanikalan por arrastrar de forma deliberada a la ruina a su empresa para eludir el pago de las deudas que tenía contraídas con sus trabajadores y proveedores.
Según ha informado el sindicato CC.OO. de Euskadi, el fallo es "excepcional" porque reconoce que el dueño cometió "múltiples irregularidades contables" para provocar el concurso de acreedores. "Esta maniobra se ha repetido decenas de veces a lo largo de esta crisis, pero muy pocas veces se ha conseguido demostrar ante un tribunal", explican desde la central.
Mekanikalan protagonizó un largo conflicto entre finales de 2009 y principios de 2010 debido a que la empresa dejó de abonar las nóminas a sus 42 trabajadores, que acumularon 10 meses sin cobrar hasta el cierre en marzo de 2010. La plantilla protagonizó decenas de movilizaciones para denunciar su situación.
La compañía, anteriormente llamada Mecanizados Alberdi, estaba situada en Legutiano (Araba), pero sus orígenes se sitúan en Arrasate, de donde procede también su dueño. La compañía se dedicaba al mecanizado de piezas y al montaje de estructuras y maquinaria.
A lo largo del conflicto, los trabajadores reclamaron repetidamente ante los tribunales que se investigasen a fondo las cuentas y, en concreto, la relación financiera entre la empresa y otras dos sociedades del mismo dueño ubicadas también en Legutiano: Troqueleria Andarto y Terpeck Amortiguadores. El empresario argumentaba que los problemas de tesorería se debían simplemente a la crisis, pero la plantilla sospechaba que se estaban produciendo irregularidades contables para cargar sobre Mekanikalan importantes pérdidas económicas con el fin de conducirla a la quiebra.
La sentencia ha calificado como culpable el concurso de acreedores puesto que, tal y como establece la Ley Concursal, en la generación o agravación del estado de insolvencia ha mediado dolo o culpa del deudor. En concreto, el fallo considera probado que el dueño de Mekanikalan "sobrevaloró en los libros de contabilidad el importe de inversiones financieras realizadas en las otras empresas del grupo" y que "efectuaba trabajos para las otras empresas del grupo, pero nunca se los facturaba, de tal forma que su actividad siempre era deficitaria". Asimismo, se ha demostrado que "tardó dos años en solicitar el concurso de acreedores desde la aparición de las primeras pérdidas en 2007, permitiendo así un declive imparable de sus finanzas".
Los administradores concursales que gestionaron la liquidación de Mekanikalan solicitaron que se impusiera al empresario una indemnización por daños y perjuicios por valor de 845.000 euros. Sin embargo, la juez le ha condenado a abonar una cantidad superior, que ronda los 2,5 millones de euros. Esta cifra es la parte de la deuda contraída con plantilla, proveedores, administraciones y bancos que no se ha podido saldar con la venta de los activos.
Según ha explicado CC.OO de Euskadi, el derrumbe del laberinto societario-contable urdido por el empresario no sólo se saldó con la clausura de Mekanikalan, sino que finalmente cerraron también las otras dos empresas implicadas: Andarto (20 trabajadores) y Terpeck (10).
A juicio del sindicato, el dictamen judicial es apropiado, pero no se puede hablar en absoluto de éxito ya que este caso "habla elocuentemente del fracaso y la injusticia de un sistema en el que siempre pagan los mismos". Según recuerdan, el conflicto se ha saldado con 70 trabajadores en la calle y sus indemnizaciones y la mitad de los salarios impagados han tenido que ser abonados por el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).
Según indican, "el empresario condenado ha dispuesto de tiempo de sobra para registrar sus bienes a nombre de otras personas con el fin de declararse insolvente y eludir así el pago de la indemnización". El sindicato también sospecha que se ha podido fundar una sociedad a través de testaferros para proseguir con la misma actividad, mientras que algunos de los 42 ex trabajadores de Mekanikalan siguen hoy en día en paro.