Vitoria. "Nadie dijo nunca que sería fácil", insistía ayer un ejecutivo de Caja Vital al serle interpelado por este periódico sobre el futuro del proceso de integración de las cajas vascas. Porque a pesar del paso de gigante que BBK, Kutxa y Vital dieron el jueves al acordar sus respectivos consejos de administración el protocolo de integración, aún resta a este proceso un largo trecho que concluirá, previsiblemente, en septiembre, con la celebración de las tres asambleas generales. Será un buen termómetro para calibrar la capacidad de diálogo de Mario Fernández, Carlos Zapatero y, sobre todo, el donostiarra Xabier Iturbe.
A fecha de hoy, el sí de BBK y Caja Vital se da por seguro -a pesar de la posición del PP, que ayer en Vitoria volvió a condicionar su voto, más débil que nunca, al cumplimiento de una serie de exigencias-, mientras que es la Kutxa quien mayores recelos despierta dada la heterogeneidad de su máximo órgano de Gobierno. Por tanto, sobre los hombros de su presidente se ciernen ahora todas las miradas.
El último precedente vivido en la entidad guipuzcoana no anima. A finales de 2008 su asamblea debatió en voto secreto una fusión a dos con la BBK que finalmente no prosperó por apenas un puñado de votos. Similar escenario podría repetirse tras el verano, aunque fuentes cercanas a la entidad vizcaína sostienen con seguridad que "el resultado está controlado". A pesar de la solemnidad del mensaje, el reparto institucional y político de la Kutxa, sin duda el más atomizado de las tres cajas, no representa precisamente un ejemplo tranquilizador.
"Kutxa, Merece la pena" El día después de que las cajas alumbraran Kutxa Bank se sucedió una cascada de reacciones entre la clase política vasca cuyos mensajes coincidieron de forma clara en el fondo y en la forma. "Merece la pena aprovechar esta oportunidad histórica. Quedarse fuera de ella es no querer formar parte de un grupo que en el sector de las cajas ocupará posiciones de claro liderazgo", conminó en Bilbao el presidente del EBB, Iñigo Urkullu.
A juicio del jeltzale, el banco resultante será el quinto más importante del nuevo mapa financiero español en cuanto a activos totales (75.000 millones de euros), el tercero por grupo de participadas y el primero en la disposición de exceso de capital respecto a las nuevas exigencias planteadas, "al contar con 800 millones de exceso respecto al nivel exigido del 10%", explicó Urkullu.
En parecidos términos se pronunciaron el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, y el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao. Aunque el acuerdo alcanzado el jueves contempla la opción de que BBK y Vital puedan fusionarse si la asamblea de la Kutxa se descuelga, ninguno de los dos representantes quiso imaginarse ayer un escenario tan cojo.
En esta línea, el titular de Economía llamó al "consenso" en la entidad guipuzcoana para lograr los dos tercios necesarios que certificarían la fusión fría, aunque reconoció en cambio que dada la "especial atomización" de su órgano de Gobierno el escenario que se presenta es complicado. En cualquier caso, advirtió de que "el proceso no tiene vuelta atrás". "Y mi deseo es que salga a tres por el bien de las cajas vascas", añadió.
Respecto al reparto de poderes entre las tres entidades, calificó Aguirre de bueno y lógico el equilibrio pactado - "siempre cede el más grande", dijo-, al tiempo que avanzó en materia de empleo que el nuevo gran banco vasco podría generar puestos de trabajo a pesar de que en estos momentos, sobre todo en Euskadi, "algunos servicios se duplican", reconoció.
en defensa de la obra social A José Luis Bilbao, por su parte, la integración de los negocios de las tras cajas en un mismo banco no sólo le sonó bien sino que la consideró "fundamental" para tener una entidad financiera vasca "potente" que esté bien situada en los mercados, impulse la actividad empresarial vascas, mantenga la Obra Social y "tenga vocación de país".