vitoria. Bruselas baraja impulsar una nueva tasa para bancos al tiempo que estos barajan participar en un nuevo rescate a Grecia. La Comisión Europea quiere aumentar su capacidad recaudatoria en el nuevo ejercicio y para ello trabaja ya en la implantación de la tasa Tobin para entidades financieras, un impuesto también conocido como tasa Robin Hood en algunos sectores. La tasa Tobin es una propuesta de impuesto sobre el flujo de capitales en el mundo sugerido por el economista estadounidense James Tobin.

"La comisión hará una propuesta a este respecto y será un proyecto ambicioso", dijo Andreas Schwarz, miembro del gabinete responsable de elaborar los presupuestos, cuando se le preguntó acerca de la ampliación de recursos de la UE, aunque se negó a ser específico, según publica el diario británico.

El propio presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, anunció la pasada semana que propondrá la creación de esa tasa financiera para frenar la especulación. Barroso recordó también que la UE ya propuso este esquema en el G-20, pero la idea no prosperó por el rechazo de Estados Unidos.

"La Comisión presentará una propuesta legislativa formal para crear una tasa financiera en la Unión Europea", dijo Barroso y precisó que lo hará una vez que termine el verano. Barroso asumió que la iniciativa persigue tres objetivos: "Desincentivar las transacciones excesivamente arriesgadas o puramente especulativas", lograr que "las instituciones financieras hagan un aporte sustancial para cubrir los costos de la crisis" y limitar rentabilidades que consideró "excesivas". En la actualidad, diez Estados de la UE aplican esas tasas.

Grecia Este nuevo impuesto podría aprobarse en breve, al tiempo que los bancos son protagonistas en el seno de la UE. Y es que responsables de la eurozona y representantes de los principales bancos de la región se reunieron ayer en Roma para discutir la participación del sector privado en el segundo rescate de Grecia, que ascenderá a más de 100.000 millones de euros.

Y es que los bancos más expuestos a la deuda helena, los franceses y alemanes, están dispuestos a contribuir al segundo rescate a partir de una propuesta dada a conocer ayer por el presidente galo, Nicolas Sarkozy, que fue recibida favorablemente por los mercados. La eurozona desea que la banca contribuya a la resolución de la crisis, aportando unos 25.000 millones de euros al segundo plan de asistencia financiera a Grecia, que podría ascender a 110.000 millones, según adelantó la pasada semana el primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandreu.

Los banqueros franceses, según apuntó ayer Sarkozy, está dispuestos a participar en el plan para esquivar la declaración de un impago parcial de la deuda helena, situación que se pretende evitar por considerar que tendría un impacto superior a la caída de Lehman Brothers en 2008. La iniciativa francesa consiste en reinvertir en Grecia únicamente el 70% de los títulos de deuda que venzan en los próximos tres años: un 50% serviría para adquirir nueva deuda griega con un plazo de 30 años, mientras que el 20% restante alimentaría un fondo de inversión en activos de gran calidad, dedicado a avalar los nuevos préstamos griegos.

La modalidad elegida supondría que sólo se volvería a prestar a Grecia el 50% de las cantidades devueltas por el Tesoro heleno, pero permitiría consolidar el carácter voluntario de esta contribución, alejando el riesgo de declaración de "incumplimiento crediticio" por parte de las agencias de calificación de riesgos.

La banca privada alemana por su parte, examina con interés la propuesta francesa y aseguran que esta dispuesta a asumir su parte. El director general de la Asociación de Bancos Privados Alemanes, Michael Kemmer, que cifró en entre 10.000 y 20.000 millones de euros la exposición de los bancos de su país en Grecia, insistió ayer en la idea de que deben recibir garantías.

un plan b Los dirigentes de la zona euro preparan una salida para el caso de que el Parlamento griego no adopte el programa de salvamento que se ha negociado con su Gobierno, según publicó ayer el rotativo francés Le Monde y reiteró el español Expansión. Ambos periódicos, que no dieron muchos detalles sobre ese plan B más allá de un posible recurso al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para dar créditos de urgencia a Atenas, puso el acento en las incertidumbres que rodean el voto de los diputados griegos, ante el rechazo del plan por parte de la oposición conservadora y la fragilidad de la mayoría socialista.

No obstante, también dio cuenta de las declaraciones del presidente del Eurogrupo, el primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker, que el domingo insistía en que el estudio de una alternativa al programa de salvamento "no es la cuestión del momento". Para Le Monde, la posición de Juncker es "una forma de presionar a los parlamentarios y de no dejarles creer que hay una alternativa al nuevo programa de ajuste que le exigen sus socios de la zona euro para atribuirle el segundo dispositivo de ayuda, que sería de unos 100.000 millones de euros".

Pero el rotativo francés interpreta que es el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien ha ido preparando a los diferentes actores al señalar que "hacemos lo que podemos para evitar una escalada peligrosa para Europa, pero al mismo tiempo, hay que organizar todo lo posible para afrontar el peor escenario". Y en la misma línea, un "responsable europeo de alto rango" no identificado insistió en declaraciones a Le Monde que "la próxima etapa no será la quiebra" y que la Eurozona no se limita "a reflexionar" sobre esta cuestión, sino que trabaja en ella. Podría materializarse en forma de utilización del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o de una anticipación de los fondos bilaterales que se están concediendo a Grecia desde hace un año, cuestiones que abordarán los directores del Tesoro mañana y el jueves.