bruselas. El gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, fue confirmado ayer en la cumbre de la UE como sustituto del francés Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo, cuya responsabilidad principal será buscar la estabilidad del euro.

Los jefes de Estado y de Gobierno europeos confirmaron a Draghi, quien asumirá el cargo en noviembre próximo, en la segunda jornada de la cumbre que la UE celebró en Bruselas, con lo que se cerró una de las fuentes de incertidumbre que pesaban sobre la zona euro durante la mayor crisis vivida en la historia de la unión económica y monetaria.

Respecto al nombramiento de Draghi, Van Rompuy confió en que "ejercerá un liderazgo fuerte e independiente" de la institución, "continuando la tradición establecida por sus antecesores". Este liderazgo "es esencial en tiempos normales e indispensable en tiempos difíciles" como los que vive actualmente la unión monetaria, a juicio de Van Rompuy.

"Le conozco bien, sé de su compromiso con Europa, su excepcional competencia en asuntos económicos y monetarios", dijo por su parte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

El gobernador del Banco de Italia, que actualmente ya es miembro del consejo del BCE, aboga por un estricto control de precios en la zona euro y una mayor integración económica para evitar nuevas crisis de deuda como la de Grecia.

Desde que comenzó a hablarse de la contribución de la banca al segundo rescate griego, Draghi se ha alineado con el todavía líder de la institución monetaria, al alertar de los peligros que acarrearía una reestructuración de la deuda griega sobre el sector bancario del país y también sobre los países de la periferia de la zona euro más expuestos al contagio.

El italiano ya había recibido el apoyo de los ministros de Finanzas de la zona euro y el respaldo del Parlamento Europeo, en un voto consultivo celebrado el jueves, aunque para ser confirmado oficialmente tendrá que volver a pasar por el consejo de ministros de Finanzas, probablemente en julio.

El paso de Draghi a la presidencia del BCE fue posible después de que el exgobernador del Bundesbank Axel Weber, defensor a ultranza de las férreas políticas de control de la inflación y favorito de Alemania, se retirara de la carrera por el puesto por sus discrepancias con la política de adquisición de bonos del BCE durante la crisis de la deuda.

Las sombras en el expediente de Draghi, de 63 años, están relacionadas con el papel que desempeñó como vicepresidente del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, acusado de ayudar a maquillar las cuentas públicas al anterior Ejecutivo griego para esconder los altos niveles de endeudamiento del país. Por su parte, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, no descartó ofrecer a Bini Smaghi la presidencia del Banco Central de Italia, puesto para el que consideró que está "cualificado" y que queda libre con la partida de Draghi a Fráncfort, donde está la sede del BCE.