Madrid. La reforma de la negociación colectiva inició ayer su andadura en el Congreso con una votación en Pleno que el PSOE salvó sólo con sus votos y tras garantizarse en el último momento la abstención de CiU y PNV -a los que se sumaron UPN y CC- a cambio del compromiso para negociar un paquete de enmiendas que modifica la norma aprobada por el Consejo de Ministros del 10 de junio.
La negociación con PNV y CiU alargó el sufrimiento del Ejecutivo hasta la misma votación y éstos se decantaron por la abstención después de duras negociaciones.
La reforma gubernamental salió adelante por 169 votos a favor (PSOE), 159 en contra (PP, ERC, IU-ICV, BNG y UPyD) y 20 abstenciones (CiU, PNV, CC y UPN).
Tras la votación, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostró satisfecho por la convalidación del decreto ley y consideró que ayudará a la creación de empleo y a la flexibilidad en las empresas, "manteniendo lo que es la tradición de las relaciones laboraes".
Zapatero rechazó que el Gobierno pasara demasiados apuros para conseguir convalidar el decreto ley, y señaló que, en cualquier caso, "para eso está el Parlamento". "Esa es la grandeza de la democracia", indicó respecto a las negociaciones mantenidas y que se han fructificado en que la reforma se tramitará ahora como proyecto de ley.
no habrá cambios sustanciales Por su parte, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, descartó que durante la tramitación se produzcan cambios sustanciales de la norma como consecuencia de los acuerdos con el PNV y CiU. El Gobierno logra así, además de despejar el principal escollo en la negociación aceptando la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales y abrir la puerta a una mayor flexibilidad interna de las empresas y cambios puntuales de los plazos sobre la ultraactividad de los convenios. El acuerdo también introduce las cuestiones sobre mutuas y el absentismo -que el Gobierno aparcó al fracasar el acuerdo entre patronal y sindicatos- y una mención explícita a la ligazón entre salarios y productividad.
Para el Ejecutivo, no se trata de un cambio de postura sobre el decreto, pues siempre se han mostrado "abiertos" a debatir estas cuestiones. Mientras en el Pleno tenía lugar un extenso debate que durante dos horas y media, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y los vicepresidentes Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado, apuraban la negociación con los portavoces nacionalistas Josep Antonio Duran i Lleida y Josu Erkoreka.
En cualquier caso, ante los reproches unánimes de toda la oposición, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, remarcó que el proyecto responde a los consensos alcanzados por los agente sociales, pero no a un "preacuerdo" por escrito. "No había un texto sobre el que presentar una norma quince minutos después", ha incidiendo, rebatiendo las declaraciones del mismo Rubalcaba, tras la ruptura de las negociaciones.