Vitoria. Las posiciones en la planta gasteiztarra de Mercedes se enconan. Comité y dirección afrontaban ayer una reunión clave en una de las negociaciones probablemente más trascendentales de su historia. Y la reunión acabó en ruptura, según el comité. La empresa se resiste a hablar de ruptura de las conversaciones, pero "ante la falta de avances" anuncia la "paralización" del inicio de las obras que tenía previsto acometer la factoría este verano para poder acoger la fabricación del nuevo modelo de Vito, el VS20.
La semana pasada, durante la visita institucional realizada por el Gobierno Vasco a la central de la multinacional alemana en Stuttgart, el director de la planta de Vitoria, Emilio Titos, advertía de que sin recortes en los costes, incluidos los laborales, ésta no tendría futuro. Era una manera de ligar la negociación de la renovación del convenio, en la que está inmersa la empresa, a la concesión de la fabricación del VS20. Un par de días después, era el propio comité de empresa, con una nada habitual unidad sindical, el que replicaba mostrando su rechazo a aceptar recortes laborales.
Las señales de la semana pasada, incluida la presión añadida por el consejero de Industria también en Stuttgart en favor de la posición defendida por la empresa, no auguraban que en la reunión de ayer pudiese haber algún acercamiento. Pero, al final, lo que amenazaba con ser la consumación del desencuentro parece haberse convertido en quiebra. Al menos así lo definen los sindicatos. En un comunicado conjunto de todas las centrales con representación en la planta, culpan a la dirección de "romper las negociaciones": "La única salida al bloqueo de la negociación, según la dirección, pasa por la adhesión a la propuesta empresarial tal y como está planteada actualmente".
Según explicó el propio Titos en Stuttgart, la posición de la multinacional pasa por rebajar un 10% los costes laborales sobre la base de 2008, un 20% los de energía y un 25% los de material. El comité precisó la semana pasada que la dirección quiere ampliar a 25 días la flexibilidad de la plantilla -no deja de ser cierto que la flexibilidad acordada y los ERE temporales han permitido a la planta mantener el empleo durante la crisis-, aumentar en tres la jornada de trabajo y la movilidad funcional. Todo ello sin compensación económica según explicaron los sindicatos, que además tendrían ante sí la propuesta de desvincular la revisión salarial del IPC, eliminar los pluses derivados de la flexibilidad y congelar el resto.
La empresa niega esa quiebra de las conversaciones, pero los trabajadores están llamados mañana a participar en sendas concentraciones de protesta que se celebrarán en la plaza de Correos a las 10.30 y las 19.00 horas, precisamente coincidiendo con la siguiente reunión convocada la semana pasada por la empresa para abordar la renovación del convenio. Además, el comité citará en los próximos días a la plantilla a una asamblea general para analizar la situación, intención que ya tanteaba la semana pasada pero que decidió posponer al menos hasta conocer lo que la empresa tuviera que trasladarles ayer.
empresa clave Hasta ahora, se han celebrado 14 reuniones dentro del proceso de conversaciones para sacar adelante el nuevo convenio en la planta vitoriana. Es cierto que la situación de encono no es nueva en este tipo de negociaciones. Ya ocurrió algo similar en 2004. Pero es preocupante, en tanto están en juego 3.200 empleos directos más la carga de trabajo que podría suponer el contrato del nuevo VS20 hasta 2024, que conllevaría una inversión de unos 200 millones de euros y la creación de unos 500 puestos de trabajo. Eso, y que Mercedes representa un 3% del PIB vasco.
Por otra parte, la paralización de las obras puede suponer un problema añadido, en tanto la dirección calcula que necesitará al menos dos años para acondicionar las instalaciones para la fabricación del nuevo modelo, cuya producción está prevista para 2014, un factor que también limita los plazos de la negociación.