Lo bueno y lo malo de la democracia es que cualquiera puede llegar al poder. Un ser prejuicioso que no alcanza a comprender ciertos conceptos básicos de economía lo ha logrado en el caso de Alemania, el mayor y más potente país de Europa, el llamado a ser líder o colíder de la construcción de la Unión Europea. Preocupante.
Sra. Merkel, ha pedido Vd. que en España se trabaje más corrigiendo el exceso de vacaciones. Ignora, al parecer, que la forma correcta de valorar el tiempo de dedicación al trabajo no se basa en contar días de vacaciones. El número de horas de dedicación efectiva anual sí que expresa con precisión la cantidad de tiempo de trabajo puesta en juego por una persona.
Pues bien, en Alemania se trabajan bastantes menos horas al año. Su imagen de España como país de vacaciones enturbia su mente y le lleva a la conclusión contraria de forma lamentablemente errónea en una persona con su nivel de responsabilidad.
Me permito añadir por experiencia propia dirigiendo empresas en Alemania durante diez años que, además, la intensidad de trabajo es notablemente inferior en su país a la que practicamos concretamente en Navarra. Al principio de mi trabajo en su país pude escuchar la misma observación acerca del exceso de vacaciones en España en labios de una componente del comité de empresa poco viajada e informada, pero jamás creí que llegaría a oírlo de una persona a la que se le supone nivel, equilibrio, capacidad diplomática y corresponsabilidad en el proyecto europeo.
No es fácil seguir siendo un duro trabajador tras décadas de alto nivel de vida como las que Vds. han disfrutado y eso explica que hayan perdido capacidad de entrega y sacrificio. Admiro, por otro lado, la alta valoración que del trabajo serio y bien hecho se tiene en Alemania, pero valorar una virtud no garantiza el poseerla, aunque puede ser una magnífica base para recuperarla si el orgullo o los prejuicios no nos impiden ver la realidad. Les deseo fervientemente que así sea por la admiración que tengo por su país y lo positivo que sería para toda Europa.
Las mayores ventajas de Alemania de cara al éxito económico son, a mi juicio, la imagen de marca "made in Germany", la actitud exigente pero constructiva de sus sindicatos y la racionalidad de la dirección económica por parte de sus políticos que suele ser capaz de imponer el sentido práctico sobre la ideología y de enmarcar sus decisiones en el largo plazo. La confianza y la fiabilidad y previsibilidad de la política económica son un magnífico terreno para la fertilidad de los negocios.
Lo sucedido con el exceso verbal de Frau Merkel es una muestra dolorosa del coste de la "marca España" para nuestra actividad exportadora. Lamentablemente la imagen que los humanos tenemos de los países, marcas, instituciones o personas, es el resultado de inputs de información de años atrás, cuando no de prejuicios que aceptamos acríticamente y, en el caso de España, su industrialización es reciente y sus multinacionales de éxito no han generado aún una imagen de país adecuada. La actividad turística es su primera fuente de generación de imagen y no tiene fácil encaje con la que corresponde a proyectos de alta tecnología o de organización sofisticada.
La imagen de nuestra comunidad es excelente allá donde la presencia de nuestras empresas es habitual pero el tamaño hace difícil su notoriedad. Pese a estar a nivel industrial y de desarrollo humano por encima de muchos países desarrollados, se presume que nuestra tecnología y fiabilidad serán las de un país en vías de desarrollo, cuando el interlocutor no nos conoce. El prejuicio no se muestra a las claras porque la cortesía suele moderar su expresión, pero su presencia es cierta y su coste en términos de menor confianza termina por traducirse en menos negocio o en menos precio.
Made in Germany significa más demanda y mejores precios (no necesariamente justificados siempre), gracias a los méritos acumulados por los alemanes en muchos años de hacer bien las cosas. Harán falta muchos años para disfrutar de algo parecido si es que lo logramos algún día. Entretanto habrá que exhibir la marca Europa, confiar en la progresiva mejora de la marca España, aprovechar nuestro prestigio y capacidad de contacto en Iberoamérica, y especialmente entre las colectividades de la diáspora vasca y de los clientes que ya han podido comprobar nuestra seriedad y fiabilidad.