vitoria. Las cuentas que han realizado los muñidores del preacuerdo de fusión de las cajas vascas son muy claras. Cuando se constituya el nuevo banco y BBK, Caja Vital y Kutxa depositen en él sus negocios nacerá el quinto grupo de cajas del Estado con cerca de 80.000 millones de euros. Será una caja mediana que seguirá a un mundo de distancia de las dos grandes, Bankia -con casi 350.000 millones- y La Caixa -que roza los 290.000 millones-.
Se dará por tanto un salto de calidad, pero todavía es necesario ir más allá para responder a las exigencias de un mercado y unos supervisores que ya no se conforman con la solvencia y reclaman músculo financiero. En ese sentido, promotores de la integración aseguran que el proyecto es ambicioso, con vocación de crecimiento y que por ello no se descartan nuevas alianzas que permitan ganar tamaño. Será la tercera fase porque primero es necesario aprobar el proyecto y consolidarlo con unas directrices comunes en cuestiones como la concesión de créditos y sus condiciones.
posibilidades de compra El consejo de administración del nuevo banco deberá dar respuesta a las necesidades de financiación de las empresas. En un horizonte más a medio plazo liderará la integración total de las cajas, objetivo declarado de varios de los agentes que han mostrado su apoyo al proceso de fusión fría con el PNV y el PSE a la cabeza
Otras actuaciones pueden venir impuestas por la evolución del propio sector. BBK acudió el año pasado al rescate de CajaSur, que ahora forma parte del grupo, y ha mostrado su disposición a explorar fórmulas de crecimiento. Caja Vital y Kutxa no tenían hasta ahora potencial suficiente para acudir de compras al mercado. Todo lo contrario, eran un objetivo relativamente fácil para los tiburones financieros. El escenario cambia con la fusión y el liderazgo de BBK garantiza que el nuevo banco estará atento a las oportunidades que surjan.
De hecho, el año pasado la caja vizcaína negoció una fusión fría con la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que fracasó porque CAM exigía controlar la alianza. La caja murciana lideró después, junto a Cajastur, el grupo financiero Base, pero el proyecto puede frustrarse también por el equilibrio de fuerzas. Si CAM se queda sola puede volver a ser una candidata apetecible.