Madrid. La fiebre de la propiedad en los años del boom inmobiliario ha dejado tras la crisis un reguero de refinanciaciones y ejecuciones hipotecarias, pero el 71,4% de los españoles que busca piso aún se decanta por la compra, frente al 44% de los europeos, según el Barómetro Inmobiliario 2010 de la red inmobiliaria Re/Max.
El informe, que analiza la situación de los diferentes mercados inmobilarios en Europa pone de manifiesto que la cultura de la compra sigue presente pese a las lecciones extraídas de la crisis.
Así, solo un 4,8% de los clientes de la red inmobiliaria en 2010 demandaron pisos en alquiler, frente al 7% en Europa, y un 23,8% no iba en busca de algo específico. En todo caso, el informe señala que las personas con edades inferiores a los 25 años y aquellos que están entre los 35 y los 50 años, el 17,6% del total, tienen la misma predisposición al alquiler de vivienda.
Por otro lado, en plena reforma de las pensiones, cabría pensar que muchos ven la compra de una vivienda como una forma de asegurarse un "colchón" o como una alternativa a un plan privado de pensiones.
Sin embargo, los españoles aún no ven la inversión en vivienda como un modo de asegurarse una buena jubilación, pues tan solo el 36,4% compra una vivienda con esta intención, cuando el 50% lo hace con este propósito en el resto de Europa.
Por tanto, aunque el informe asegura que "lo peor de la crisis inmobiliaria ya ha pasado", también refleja que a su paso la demanda no ha cambiado sustancialmente sus prioridades a la hora de invertir en una vivienda.
Lo que sí ha cambiado son las condiciones del mercado que ralentizan la recuperación de las compraventas. Por un lado, el informe refleja que "hay una oferta muy amplia", por lo que el cliente tiene más donde escoger y retrasa más su decisión.
Ahora, el cliente puede optar entre las viviendas del promotor, de particulares y también de las entidades financieras, que años atrás financiaron la compra de inmuebles que han regresado a sus carteras en forma de ejecuciones hipotecarias y daciones en pago.
A ello se unen, fruto de ese proceso, unas "mayores dificultades" a la hora obtener financiación. Así pues, poco a poco los compradores vuelven a acudir al banco, pero ahora "los bancos a penas dan facilidades a la hora de concederlas" tras las lecciones aprendidas de la crisis.