madrid. Una veintena de grandes empresas españolas, entre las que figuran los dos principales bancos, el primer grupo de telecomunicaciones, grandes empresas energéticas, constructoras y grupos de distribución, han acordado constituir el Consejo Empresarial para la Competitividad con el objetivo esencial de recobrar la confianza de los mercados internacionales en la economía española, confirmaron fuentes empresariales.

Entre las empresas que forman parte del Consejo Empresarial para la Competitividad figuran Santander, BBVA, Mapfre, Telefónica, El Corte Inglés, Mercadona, Iberdrola, Repsol, Inditex, ACS, Ferrovial, Acciona, el grupo Planeta, Criteria, el Grupo Barceló y el Instituto de Empresa Familiar (IEF).

La idea de crear este laboratorio de ideas, que será presentado oficialmente en los próximos días, nació de los contactos que los máximos responsables de las mayores empresas españolas han mantenido en los últimos meses entre sí y con el Gobierno, ante el empeño común de mejorar la imagen de España en el exterior, empañada por el aumento de la prima de riesgo experimentado desde mayo. Las grandes empresas españolas constatan que la marca España, en vez de suponer una garantía de fortaleza y pujanza y un ejemplo de rigor, ha penalizado su cotización bursátil y dificultado su acceso a los mercados de financiación desde que Grecia tuvo que ser rescatada y los mercados sembraron la desconfianza sobre la solvencia de los países periféricos del euro, entre ellos España.

Los primeros ejecutivos de las compañías consideran que esta situación desmerece la posición que, por mérito propio, ocupan las empresas españolas en el ranking mundial, en beneficio de otras firmas menos punteras de otros países sin esta marca y que pugnan por arrebatarles el liderazgo en sus respectivos sectores.

A grandes líneas, los primeros espadas de las empresas respaldan las reformas emprendidas por el Gobierno desde mayo (reforma financiera, laboral y del sistema de pensiones), apoyan la determinación del Ejecutivo en su empeño de proseguir con el calendario reformista y creen que es necesario un esfuerzo de interlocución a nivel internacional para desmarcar la situación de España del resto de países periféricos, además de rechazar tajantemente el acrónimo PIIGS con el que se define, de forma despectiva, a estos países (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España).