bruselas. Los jefes de Estado y de Gobierno de los países del euro aceptaron ayer impulsar el Pacto por la Competitividad, exigido por Alemania como condición para admitir un aumento del fondo de rescate de la zona euro. "Se añade al paquete financiero el refuerzo de la coordinación de las políticas económicas de la zona euro para una mayor competitividad", escribió el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy.

La canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, apadrinan este plan que en la práctica supondrá, a falta de una concreción oficial, la eliminación de las cláusulas de subida salarial indexadas a la inflación, una mayor armonización fiscal, la prohibición por ley de déficit públicos excesivos o el aumento de la edad de jubilación. "Queremos que 2011 sea el año de la confianza recuperada", dijo Merkel, quien explicó que el pacto constituirá un acuerdo intergubernamental entre los países de la zona euro, al que podrán unirse todos los Estados europeos interesados, aunque no pertenezcan a la unión monetaria.

la contrapartida Por su parte el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dió ayer su apoyo a este pacto, aunque evitó pronunciarse sobre algunos aspectos como la subida salarial ligada a la productividad, que dejó en manos de los agentes sociales.

Está previsto que los dirigentes europeos encarguen a Van Rompuy que inicie una ronda de consultas con los líderes de la zona euro para identificar "vías concretas para avanzar" en la convergencia, de cara a esa mencionada mejora de la competitividad.

Este pacto ha sido interpretado como la contrapatida exigida por Berlín como condición para aumentar la capacidad de financiación del fondo de rescate, del que Alemania es el principal contribuyente. Según el borrador de conclusiones de la cumbre de Bruselas, los líderes europeos también acordarán este refuerzo del fondo, creado en mayo pasado para socorrer a los países afectados por la crisis de la deuda.

De acuerdo con el texto, los dirigentes dejarán en manos de sus ministros de Economía la definición de propuestas concretas, de manera que éstas puedan ser adoptadas en una próxima reunión de líderes que se celebrará en marzo, siguiendo el calendario exigido por Alemania.