Abu Dhabi. Manuel Valle Muñoz es ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid y master en Administraciones Públicas por la Kennedy School of Goverment (Harvard University, EEUU). Desde 1987 es técnico comercial y economista del Estado y ha desarrollado distintas funciones en el sector público como la de director de la División de Bienes de Consumo de Icex (1994-1998), consejero económico y comercial de la Embajada de España en Estados Unidos (1998-2003),o a asesor económico del vicepresidente Primero y Ministro de Economía (2003-2004). Desde hace cinco años trabaja en los Emiratos Árabes Unidos.
¿Qué país se van a encontrar las empresas vascas?
Emiratos Árabes Unidos creció el año pasado al 2,5% y maneja unas previsiones para 2011 del 3% o incluso el 4%, según distintas fuentes. Tiene dos focos empresariales y económicos muy centralizados como son Dubai y Abu Dhabi y cuenta con interesantes nichos de oportunidades. Junto a Qatar son puntos clave en la estrategia de internacionalización de cualquier empresa con ambiciones globales.
¿No será uno de ellos el sector de la construcción, en franco declive en los últimos años?
Como en todos los países, la crisis del ladrillo también se ha notado aquí, pero no de forma tan dramática como se vendió en el exterior. El sector vuelve a crecer y lo hace con fuerza. En Dubai se están rematando los proyectos que estaban parados y en Abu Dhabi existe un plan urbanístico extraordinario para edificar entre 14.000 y 20.000 viviendas al año.
¿En qué otros sectores pueden encajar las firmas vascas?
Fundamentalmente en todo lo que tenga que ver con energía e infraestructura (tren, metro, metro ligero...). También tiene mucho futuro todo lo relacionado con la desalación y gestión de residuos, con las energías renovables, el tema sanitario -quieren convertirse también en el hub sanitario de los países de la zona-, la construcción, a pesar del crack de Dubai... Además, el comercio va como un cohete, igual que la parte logística y la turística. Y el negocio financiero no va mal. Digamos que de los varios motores económicos que tiene este país, todos salvo el ladrillo están funcionado a pleno rendimiento.
¿Cuántas compañías de Euskadi hay instaladas en estos momentos?
16 tienen presencia física. Del resto del Estado hay otras 144, englobadas muchas de ellas en lo que nosotros llamamos sector comercial, que está en los centros comerciales (Zara, Camper, Mango...).
¿Hay alguna planta de producción?
No, en un país como este no tiene mucho sentido. Emiratos Árabes Unidos es muy pequeño y sólo tres o cuatro empresas españolas tienen fábrica aquí. Lo normal es contar con representación comercial.
¿Llegan tarde?
Es relativo, aunque siempre ha ocurrido así en la historia de España, lo cual no quiere decir que no tengamos oportunidades. Venimos con la mejor oferta calidad-precio, somos muy serios, caemos bien entre los árabes y nos conocen bien por su pasado y sus escapadas turísticas a la Costa del Sol.
Cada uno de sus proyectos está respaldado por un plan de inversiones descomunal, ¿no?
Hay un plan Doha 2020, otro plan Dubai 2025, un tercero para Abu Dhabi 2030... En términos económicos se calcula que en esta zona del Golfo hay proyectos en estos momentos por valor de 3.000 billones de dólares y Emiratos se lleva de todo ello aproximadamente un tercio. Sólo en infraestructuras tienen pensado invertir el equivalente a todo lo que genera un país como España en un año. Por lo tanto, hay mucho trabajo en marcha y dinero para financiarlo. Las oportunidades son infinitas, pero también es verdad que la competencia es brutal.
¿Cómo se convence entonces al emir de turno?
El precio es muy importante y ahí tenemos la suerte de que somos más baratos que la gran mayoría de los competidores. Pero luego influyen también las relaciones personales con las familias árabes, que son muy importantes. Son muy agradecidos cuando uno trabaja y si uno consigue un buen pedido, éste será espectacular.
¿Hay antecedentes vascos de esta liturgia empresarial?
Ahí está el caso de la ingeniería Sener, que ha sellado una joint venture de 1,4 millones de dólares con Masdar, la empresa que el gobierno tiene para desarrollar todos los proyectos relacionados con las energías renovables. Ellos valoran que haya una vocación de permanencia por parte de la empresa y que ésta apueste por el país.
Por si alguna compañía extranjera no tenía claro este "compromiso", las leyes emiratís obligan a cualquier firma que se quiera asentar en EAU a contar en su accionariado con un socio local que dispondrá del 51%. ¿Por qué?
El motivo es muy sencillo. "Me tienes que hacer rico a uno de los míos", es más o menos el resumen. En este país no se aplica el impuesto de beneficios salvo para el petróleo y los sectores químico y bancario; no hay impuesto sobre la renta, no hay IVA y se dispone de una mano de obra abundante, multilingüe y barata. Con lo cual, si tú vienes aquí y operas con el 100% de la propiedad tuya no dejas demasiado valor añadido al país.
La excepción a esta regla radica en las freezone
Estas zonas parten de la base de que están fuera del país, aunque luego la realidad es que están dentro. Donde más desarrolladas están es en Dubai, que pretende convertirse en una especie de hub principal para mercancías de una zona que abarcará unos 40 países.
¿Hasta qué punto pesa el petróleo en la economía de este país?
Emiratos es actualmente el octavo productor mundial de petróleo. Cada día produce unos 2,4 millones de barriles, lo que se traduce en unos ingresos anuales de 70.000 millones de dólares, un 35% de su PIB aproximadamente.
¿Qué diferencias existen entre Abu Dhabi y Dubai?
Todo el petróleo lo tiene Abu Dhabi, mientras que Dubai vive del comercio, de las finanzas, el turismo y la logística, con su emergente línea aérea, Emirates Airline, la cuarta del mundo, y su puerto marítimo, el segundo más importante del planeta.
Desde el exterior da la sensación de que existe en la zona del Golfo una fiebre
Los que gobiernan el país en estos momentos han vivido hasta hace poco en una haima, pasando calor y tomando leche de camello. Saben que tienen petróleo, pero nunca se tiene la certeza de cuánto va a durar -aquí se hablá que durará al menos otros cien años- o si va a salir una fuente alternativa de energía que haga que el petróleo baje en picado y reduzca sus ingresos. Con lo cual, como tienen gente muy preparada y formada en el extranjero lo primero que piensan es que tienen que diversificar su cartera. Piensan que hoy tienen mucho dinero pero puede que dentro de treinta años sus hijos no, por eso han decidido construir una economía sostenible y no tan dependiente del petróleo.
En esta línea el caso de la apuesta cultural de Abu Dhabi es curiosa...
Es cierto. Para 2015 tienen previsto construir sendas filiales de los museos Louvre y Guggenheim como una apuesta para complementar el turismo de lujo de Dubai. Dése cuenta que en estos momentos el país cuenta con 50.000 plazas hoteleras y recibe ocho millones de turistas al año, más, por ejemplo, que la India. Es una industria que pretenden elevar hasta los 15 millones.
¿Puede considerarse a los Emiratos Árabes un país seguro desde el punto de vista jurídico y personal?
Absolutamente, es muy occidental. Le pongo un par de ejemplos. Pierda su cartera en la calle o déjese las gafas en un bar y verá como no tiene problemas para recuperarlas. Eso sí, con aspectos como el alcohol o las muestras de afecto públicas las leyes son radicales. Una gota de alcohol mientras conduces es sinónimo de cárcel. Sin excepción.
¿Cuánto diría usted que hay de extravagancia en sus inversiones, en construir, por ejemplo, una piesta de esquí en medio del desierto?
Donde nosotros vemos extravagancia y despilfarro ellos sólo ven marketing. Como dice el jeque actual, "nadie se acuerda nunca del segundo". Por eso tienen el edificio más alto del mundo, el centro comercial más grande, el proyecto de viviendas en el mar que tiene forma de palmera que es de lo poco que se puede ver desde el espacio junto a la Muralle China... Todo ello les ha permitido darse a conocer en el mundo y eso es una realidad.