José María Ruiz-Mateos está hoy, a sus 79 años, lejos de ser aquel Superman, presidiario, prófugo o exaltado (su "que te pego, leche" al entonces ministro Miguel Boyer ha quedado en el acervo popular) en el que transmutó tras sufrir la mayor expropiación pilotada por el Estado. Pero casi 28 años después, el empresario jerezano y su numerosa prole han conseguido levantar de sus cenizas un imperio, que aún de dimensiones más modestas que el desaparecido holding Rumasa, aspira a convertirse en el mayor grupo alimentario del Estado. Cuando usted compra flanes Dhul o productos como chocolates Trapa y Elgorriaga, leche Clesa, quesos El Caserío o Cacaolat está ayudando a incrementar la cuenta de resultados del imperio Ruiz-Mateos.
El pasado día 1 algunos medios, los menos, se hicieron eco del vigésimo quinto aniversario del ingreso de Ruiz-Mateos en la cárcel de Alcalá Meco, la primera de sus múltiples estancias en prisión, tras su extradición desde Alemania, última parada de su exilio europeo después de la expropiación del holding. Casi tres décadas después de aquella decisión, que se atribuye directamente a Boyer, entonces ministro de Economía, los frentes judiciales están sin cerrar. La familia Ruiz-Mateos exige al Estado alrededor de 18.000 millones de euros en concepto de precio justo por las empresas, no abonado en su momento.
nuevo proyecto, nueva rumasa
Los pagarés la ponen en el mapa
La sucesora Nueva Rumasa, como así se llama el nuevo grupo empresarial de la familia Ruiz-Mateos, empezó a sonar al público cuando el año pasado decidió emprender una agresiva campaña de marketing para captar recursos, mediante la emisión de pagarés, y sortear así la tacañería de los bancos, poco proclives en estos tiempos a financiar nuevas aventuras empresariales.
La sociedad, a estas alturas dirigida por los seis hijos varones de Ruiz-Mateos, ha conseguido reposicionar este apellido en el selecto grupo de empresas españolas de más de 10.000 trabajadores. Ha heredado y modernizado el emblema familiar, la laboriosa abeja que, más acorde con los tiempos, aparece estilizada y teñida de azul y blanco. Según datos de Nueva Rumasa, el grupo facturó el pasado año cerca de 1.500 millones de euros y su valoración patrimonial es de casi 6.000 millones. Pero estas cifras quedan eclipsadas por lo que era Rumasa el 23 de febrero de 1983, día en que el primer Gobierno socialista de Felipe González, mediante un decreto-ley, expropió el holding levantado por Ruiz-Mateos.
La Rumasa de entonces era un conglomerado empresarial e industrial que representaba entre el 1,5 y el 2% del PIB español. Estaba constituido por unas 700 empresas -entre ellas, las joyas de la corona, Galerías Preciados y el Banco Atlántico- y tenía una plantilla de 65.000 personas y una facturación superior a los 2.000 millones de euros. El Gobierno español decretó la expropiación forzosa basándose, entre otros motivos, en los desproporcionados riesgos asumidos por los bancos del grupo que financiaban a las empresas de la abeja y en que tenía una deuda con la Seguridad Social cercana a los 2.000 millones de euros. Años después, Boyer manifestaba que la expropiación no fue una medida "punitiva" contra Ruiz-Mateos: "Fue una medida de política económica, con la que se quiso evitar la crisis total de un grupo en quiebra, que en las difíciles circunstancias de 1983 nos pareció que podría tener unas consecuencias muy graves".
Teresa Rivero, la mediática esposa del empresario jerezano, conocida por presidir el club de fútbol del Rayo Vallecano -comprado en 1990 por el dueño del emporio de la abeja-, rememoraba así aquellos momentos, en un entrevista concedida a NOTICIAS DE ÁLAVA hace un año: "Aquello fue una injusticia. Nosotros sólo dábamos puestos de trabajo y, de la noche a la mañana (nos enteramos a través de nuestra hija Socorro, que vino a casa llorando), nos hicieron la mayor de las canalladas. Él sigue luchando para que, tras 26 años, haya justicia. Todavía estamos esperando. José María continúa creando trabajo porque tiene una cabeza privilegiada. La gente de la calle le apoya. Era normal que esta dudara, pero le pusieron de estafador, de ser un delincuente".
doble contabilidad, impagos...
No hubo delito
En todo este tiempo, Ruiz-Mateos ha entrado y salido varias veces de presidio cumpliendo prisión preventiva y condenas de cárcel. En 1997 fue absuelto por la Audiencia Nacional -sentencia confirmada por el Tribunal Supremo- de dos delitos de falsedad en documento mercantil. El tribunal aplicó las ventajas que el nuevo Código Penal permitía. En la sentencia, no obstante, se reconocía probado que en Rumasa había dos contabilidades, facturas falsas, cuentas ficticias e impagos a Hacienda y a la Seguridad Social, pero no llegó a considerar los hechos como delito.
La última de sus sucesivas entradas en prisión tuvo lugar en julio de 2007, condenado a una pena de tres años de cárcel por alzamiento de bienes de una de sus empresas. Sólo duró entre rejas siete días. Instituciones Penitenciarias le concedió el tercer grado debido a su edad -tenía 76 años- y su estado de salud. En aquel momento trascendió que sufría riesgo de trombosis y que estaba medicado con Sintrom. También se le diagnosticó un principio de párkinson. En una entrevista publicada por El Mundo hace un año, Ruiz-Mateos negó categóricamente que sufra Alzheimer.
La larga batalla judicial que aún sigue adelante ha implicado a tribunales españoles y europeos. En 1989, el Tribunal Constitucional dictó por un solo voto a favor la constitucionalidad de la expropiación. Otras instancias judiciales han sentenciado con posterioridad que había que compensar a la familia Ruiz-Mateos con un precio justo, lo que implica que hay que tasar las expropiaciones con valores actuales. En el momento de la expropiación, en lugar de tramitar un solo justiprecio por todo el holding, en el que los beneficios estuvieran compensados con las pérdidas del grupo, se tramitaron tantos justiprecios como sociedades había. El Gobierno socialista de entonces no previó que habría nada que pagar. Sin embargo, como los tribunales han dictado, algunas de aquellas sociedades tenían beneficios y el empresario jerezano no obtuvo ninguna compensación por ellas tras la expropiación. A día de hoy, los Ruiz-Mateos no han cobrado ninguna de las compensaciones.
Los empresarios calculan que la retasación de aquellos bienes rondaría los 18.000 millones de euros, una fortuna que reclaman al Estado en diversos procesos judiciales, en un momento en el que las arcas públicas están con telarañas. Hace un año se filtró que la familia negociaba con varios fondos de inversión, algunos de procedencia árabe, la venta de los derechos del juicio. De conseguirlo, Nueva Rumasa obtendría una indemnización extrajudicial que podría rondar la mitad de lo reclamado, esto es, la nada desdeñable cifra de 9.000 millones de euros que llenarían los bolsillos de Ruiz-Mateos apenas sin más coste. Por su parte, los inversores proseguirían hasta el final los litigios contra el Estado.
Con independencia de que los tribunales decidan sobre las retasaciones por valor de 18.000 millones de euros, la familia del empresario jerezano anunció el pasado mayo su intención de solicitar de inmediato la ejecución de los justiprecios positivos por la expropiación de Rumasa que, según dijeron, han sido reconocidos por el Estado en sentencias firmes y que ascienden a 2.095 millones de euros.
alejamiento del puesto de mando
Sus seis hijos varones le suceden
El germen de Nueva Rumasa fue la compra de Bodegas Garvey en 1996. El grupo está compuesto por más de un centenar de empresas, pero no han formado un holding para evitar errores del pasado, y cada firma actúa de manera independiente. La edad y los achaques han ido apartando progresivamente a Ruiz-Mateos de la dirección de sus empresas pero, tal y como Nueva Rumasa se encarga de matizar, sigue al frente de las decisiones más importantes. La dirección del grupo la llevan en exclusiva sus seis hijos varones. Sus siete hijas, aunque participan de los beneficios del grupo, no son "empresarias", como explicó en la entrevista Ruiz-Mateos padre, porque "su madre las educó para ser madres de familia. Ellas están dedicadas a ese cometido (...). Están encantadas".
Precisamente Teresa Rivero se ha convertido este año en vicepresidenta de Nueva Rumasa. Preside el grupo Zoilo Ruiz-Mateos, José María es el consejero delegado y el resto de hijos varones, Alfonso, Pablo, Javier y Álvaro, son consejeros.
Reclama al Estado 18.000 millones de euros en concepto de precio justo por las expropiaciones
Los seis hijos varones de Ruiz-Mateos gestionan Nueva Rumasa, aunque él sigue al tanto de todo
los datos
l Los hitos de Rumasa. El Gobierno socialista decretó la expropiación del "holding" el 23 de febrero de 1983. Días después, Ruiz-Mateos huye a Londres. El 1 de diciembre de 1985 es extraditado a España e ingresa en prisión. En 1986 el Constitucional falla a favor de la expropiación. En 1997 la Audiencia Nacional le absuelve porque la reforma penal beneficia al encausado, pese a que considera probadas las falsedades en los libros de cuentas e impagos a la Hacienda y la Seguridad Social. A día de hoy, sigue reclamando al Estado 18.000 millones de euros en concepto de precio justo por las empresas expropiadas.
l La "sucesora", Nueva Rumasa. A partir de la compra de Bodegas Garvey en 1996, Ruiz-Mateos inicia su nuevo imperio, sustentado sobre todo por su división alimentaria. Sus hijos gestionan el grupo.