vitoria. Los fallidos intentos por conformar una gran caja vasca fruto de la fusión de las tres entidades territoriales podrían haber encontrado en la perentoria necesidad de reorganizar el sector financiero español, ante las amenazas de los mercados internacionales sobre la economía del Estado redobladas tras el rescate irlandés, un impulso que despejara los bloqueos políticos que siempre se han impuesto en esta operación. Ni lo confirman ni lo desmienten, pero tanto Caja Vital como BBK admiten que mantienen conversaciones con otras entidades sobre "escenarios de reflexión conjunta", aunque éstos aún no hayan cristalizado.
Los movimientos que a lo largo de los últimos años se han producido para intentar conformar una caja vasca, fundamentalmente impulsados por el PNV, ya fuera a tres o a dos -entre BBK y Kutxa-, han naufragado sucesivamente, en los dos últimos intentos en concreto por la oposición de socialistas y populares. Pero este escenario podría haber variado sustancialmente. La crisis irlandesa ha venido a apuntillar la situación de presión bajo la que se movía el sector financiero español y, más en concreto, el de las cajas. El Banco de España y el Gobierno desean presentar ante los inversores extranjeros un sector financiero reestructurado que cuenta, además, con un ultimátum del supervisor, pues ya se apuntó hace unas semanas a las navidades como fecha en la que las diversas operaciones, ya fueran de fusión o bajo el Sistema Integral de Protección (SIP o fusión fría), debieran estar en pie. Para dar una idea del calado de esta reorganización, si 2009 acabó con 44 cajas, sólo seis meses después quedaban la mitad.
menos prisas La situación de Caja Vital y BBK -Kutxa se autoexcluía ayer de cualquier operación actual con éstas- en el mercado es mucho más tranquila en el apartado del balance que la de otras entidades, lo que les permite afrontar operaciones con menos prisa pero sin poder sustraerse de la reorganización del sector. La caja alavesa lo recordaba en un comunicado, en el que subrayaba que "aquellas entidades que no han iniciado dichos movimientos corporativos, gracias a disponer de una situación económica relativa claramente mejor que la media del sector, como es la de Caja Vital Kutxa, no se encuentran al margen de la necesidad de reflexionar sobre su estrategia y posicionamiento a futuro que garantice seguir disfrutando de dicha ventaja competitiva, respecto del resto de entidades financieras competidoras".
Tras la adquisición de Cajasur este verano por parte de BBK, el tamaño de la vizcaína sextuplica a la alavesa, un factor que complica las posibles alianzas. Sin embargo, el ámbito político sí que podría estar esta vez más allanado. Si el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es a día de hoy el más interesado en reestructurar el sistema financiero y, por tanto, vería pocas pegas a una alianza entre las cajas vascas, ayer mismo varias voces del socialismo vasco, empezando por el propio lehendakari y siguiendo por el secretario general del PSE-EE alavés, dieron su visto bueno a una eventual fusión fría entre Caja Vital y BBK. La parte que más ha desconfiado históricamente de cualquier tipo de integración de la entidad con sus homólogas vizcaína y guipuzcoana, el PP, no cerró ayer la puerta. Los populares alaveses, de hecho, prefieren mantenerse a la espera de concreciones, aunque admiten que la fórmula SIP permite, al menos en el plano teórico, que la Caja Vital mantenga su autonomía, especialmente en el ámbito de la Obra Social.
Al nuevo clima político en torno a estos movimientos habría que añadir la reforma de Ley de Cajas vascas que prepara el Gobierno de Patxi López, en la que se establecen mecanismos para garantizar el acceso más plural posible a los partidos políticos a los órganos de gobierno de las entidades de ahorro.