El portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), César Cabo, aseguró ayer que el trato que están recibiendo los controladores por parte del Ejército está siendo "exquisito" y negó que estén siendo presionados, como han afirmado varios miembros del colectivo, que llegaron a asegurar que la guardia civil entró en las instalaciones amenazándolos con las pistolas. Cabo, en declaraciones a Europa Press, explicó que los controladores están trabajando con "aparente normalidad" pero con mucha tensión, porque hay nervios y algunos de los trabajadores incluso han sufrido ataques de ansiedad. Cabo indicó que el conflicto tiene que solucionarse "como siempre, negociando y no imponiendo", y que en el caos vivido "existe una corresponsabilidad", del colectivo que "ha saltado al abismo" y de la empresa que le "ha empujado y machacado" desde una gestión "irresponsable". Así, el portavoz de USCA resaltó que los controladores han reaccionado "de una manera desmedida", pero que llevan advirtiendo de que esto podía ocurrir desde hace meses y que "se ha hecho oídos sordos, apretando más y más".