madrid. La indignación contra el paro imprevisto de los controladores aéreos se fue incrementando ayer en todos los ámbitos políticos y sociales, que pidieron más dureza contra ese colectivo, en una jornada en la que el PSOE y el PP se han enzarzado en un durísimo cruce de acusaciones. Desde Valencia, el vicesecretario general de Comunicación del PP, Esteban González Pons, se ofrecía a "ayudar" e incluso "intermediar" para poner fin al "caos" provocado por los controladores aéreos ante la "incapacidad del Gobierno, que se ha visto superado claramente por la situación".

Estas palabras fueron inmediatamente respondidas en Madrid por el secretario de Relaciones Institucionales del PSOE, Gaspar Zarrías, que acusaba al PP de situarse "al lado de presuntos delincuentes", como los controladores aéreos, y "en contra de los ciudadanos" en un "ejercicio de obsceno oportunismo".

críticas al gobierno No faltaron las críticas por la medida de decretar el estado de alarma, inédito en la historia de la democracia, que IU y el PCE consideraron "grave e inaceptable" y que demuestra, a su juicio, que el Gobierno no ha sabido gestionar el conflicto.

De "machada" calificó el PCE la decisión del Gobierno de aprobar el viernes la privatización de Aena y la jornada máxima anual de los controladores, todo ello en vísperas del puente en el que muchos ciudadanos tenían previsto desplazamientos.

También el BNG vio desproporcionada la declaración de estado de alarma y lamentó que el Ejecutivo no fuese capaz de prever el conflicto, en palabras de su portavoz parlamentario, Francisco Jorquera.

Pese a los reproches al Gobierno por su gestión de la crisis de los controladores, esos partidos censuraron el comportamiento de este colectivo, en una línea similar a la mantenida por toda la clase política.

ERC definió a los controladores como "una casta laboral privilegiada" por "todos los sucesivos gobiernos, sin excepción".

Para el secretario general de Turismo, Joan Mesquida, el paro masivo de los controladores ha supuesto un golpe "durísimo" al turismo, ha ocasionado "consecuencias brutales" y pérdidas millonarias a las compañías aéreas, a las cadenas hoteleras y al sector en general. Mesquida también mostró su preocupación por el "golpe" que supone para la imagen de España en el exterior y para el sector, uno de los pocos, a su juicio, que está demostrando fortaleza y síntomas de recuperacón.