Madrid. Primero fue Grecia, luego, Irlanda y ahora, las hordas especuladoras se lanzan sobre Portugal, otro de los países lastrados por su abultada deuda.
Portugal se enfrenta a "un riesgo alto" de tener que acudir a la ayuda internacional para superar sus problemas de deuda, según afirmó ayer el ministro luso de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, al Financial Times. El ministro argumenta como principal causa los crecientes peligros de contagio a través de los mercados financieros por el miedo a una crisis de deuda en la eurozona es la principal causa.
"El riesgo es elevado porque no estamos enfrentándonos sólo a un problema nacional de un país. Esto son los problemas de Grecia, Portugal e Irlanda. No es sólo un problema de este país", afirma Teixeira dos Santos, sobre la posibilidad de que Lisboa necesite un rescate.
"Esto tiene que ver con la eurozona y la estabilidad de la eurozona y este es el motivo por el que el contagio en este entorno es más probable. No es por el hecho de que los mercados consideren que estamos ante situaciones similares. Sólo son iguales en las preocupaciones de los mercados, pero las economías son muy diferentes", insistió.
Este fin de semana, el Gobierno portugués afirmó que no descartaba la posibilidad de que el país fuese expulsado de la zona euro.
En la entrevista, Teixeira dos Santos destacó los esfuerzos de Portugal para poner sus cuentas públicas en orden en los presupuestos generales para el próximo año, con los que espera reducir su déficit hasta el 4,6% del PIB en 2011, gracias a las duras medidas de ajuste fiscal. Además, para este año el Gobierno luso ha revisado a la baja su previsión de déficit, desde el 8,3% al 7,3%.
presiones a dublín Las declaraciones del ministro portugués se producen tan sólo un día antes de que los ministros de Economía de la eurozona presionen a Irlanda para que acepte ayuda financiera del fondo de rescate de la UE con el objetivo de frenar el contagio de su crisis de deuda a otros países de la eurozona. Aunque el Gobierno de Dublín se resiste a pedir la activación del fondo, los responsables europeos ven prácticamente inevitable el rescate de Irlanda -y también el de Portugal, que podría realizarse al mismo tiempo- y creen que España debe adoptar nuevas medidas de ajuste si quiere "alejarse del ojo huracán", según informó ayer un alto funcionario europeo.
Mientras tanto, los mercados de deuda relajaron ayer su presión sobre la economía de Irlanda después de que la Unión Europea (UE) expresara su disposición a salir al rescate de la economía de este país si así lo solicitan sus autoridades. La declaración de Bruselas, que insistió también en que Dublín no ha pedido asistencia financiera de momento, inyectó cierta tranquilidad en los mercados tras días de gran nerviosismo.
Ninguna institución ha confirmado el inicio de negociaciones para poner en marcha el plan de rescate para Irlanda, pero un alto responsable europeo, que pidió no ser citado, reconoció ayer a Efe la existencia de contactos de alto nivel encaminados a dejar listo el mecanismo para su uso si fuera necesario. Irlanda podría recurrir al fondo comunitario de 60.000 millones de euros que administra la Comisión Europea.
Este fondo forma parte del mecanismo de 750.000 millones de euros que los gobiernos europeos pusieron en marcha en mayo pasado -con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI)- para prevenir la suspensión de pagos de un estado de la eurozona. En todo caso, corresponde al Gobierno irlandés la decisión de solicitar la ayuda del mecanismo de rescate y de momento el Ejecutivo de Brian Cowen insiste en que puede hacer frente a la deuda y que no ha solicitado a Bruselas que active el mecanismo.
La aceptación por Irlanda de un plan de rescate podría calmar a los mercados y, aunque Dublín lo siga desmintiendo, también los medios británicos aseguraron en las últimas horas que la cuestión no es si habrá rescate sino cuándo se aplicara el rescate. La cadena pública británica BBC informó de que Dublín ha entablado conversaciones de "alto nivel" con Bruselas, en concreto con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el comisario europeo de Economía, Olli Rehn.