vitoria. El precio de la ropa y el calzado -con motivo de la temporada de invierno-, el incremento del recibo de la luz y la consabida variación al alza de los carburantes en esta época son los principales responsables de que el IPC se disparara en octubre un 1,1% en Euskadi, hasta un índice interanual del 2,3%, la tasa más alta desde noviembre de 2008. El incremento tan brusco de la inflación ha pillado por sorpresa a los expertos, no en vano sólo en dos ocasiones desde enero de 2008 se ha llegado a igualar una variación mensual al alza tan brusca de los precios en la CAV, un elemento que hace sospechar que esa subida de la inflación no se ajusta estrictamente a un aumento en el consumo que haya tirado hacia arriba de los precios de forma lógica, en correspondencia con la clásica ley de oferta y demanda.

Según los datos hechos públicos ayer por el INE, es precisamente Álava la que firma un octubre más inflacionista en Euskadi, con un incremento intermensual de los precios del 1,3%, al nivel de las autonomías más inflacionistas del Estado y cuatro décimas por encima de la media española. No obstante, el territorio se mantiene una décima por debajo de Gipuzkoa en tasa acumulada (2%) y al mismo nivel que Bizkaia en términos interanuales (2,4%).

dudas Con el IPC interanual en el Estado situado en el 2,3%, la principal mirada se dirige a esta alturas de año a los salarios. El recorte aplicado a las nóminas del funcionariado y las restricciones impuestas a los sueldos de los trabajadores de la empresa privada, además de la anunciada congelación de pensiones, vaticina un escenario desfase importante entre la evolución del coste de la vida y los ingresos de la ciudadanía, lo que en el plano teórico -y sin contar con el efecto de una tasa de paro que ronda el 20%- supondría un inmediato efecto de freno del consumo privado que frenaría en seco cualquier intento por reflotar la economía.

En este sentido, los últimos datos sobre el estancamiento del PIB pueden ser sintomáticos, puesto que a ese parón del consumo privado hay que sumar la mengua leonina en las inversiones públicas para intentar controlar y aminorar el déficit. En este sentido, la CEOE manifestó ayer que sería un "grave error" subir los salarios con arreglo al IPC, ya que considera que este dato no se corresponde con la evolución de los precios internos.

En un comunicado, la patronal sostiene que, si se descuenta de la inflación el efecto del incremento del petróleo y de las subidas impositivas, que explican hasta la mitad de la inflación actual, "ésta sería prácticamente nula". La inflación subyacente -que excluye la variación de los precios de los alimentos frescos y la energía- se situó en el 1,1% en tasa interanual, la misma registrada en septiembre.

El análisis del Ministerio de Economía y Hacienda asume también implícitamente que este incremento del IPC no guarda correspondencia directa con la evolución de la actividad económica, achacando el repunte de dos décimas de la inflación interanual de octubre a la evolución de los precios energéticos, que aportaron una décima y media a la aceleración del IPC.