Vitoria. Es el reto; el escenario objetivo: lograr en 2020 que el 10% de los vehículos que se vendan en Euskadi sean eléctricos, bien puros o híbridos enchufables. El mensaje lo lanzó ayer el consejero de Industria, Bernabé Unda, y sonó antiguo en Euskadi, pero cayó bien en Nueva York, la capital norteamericana donde Euskadi participa estos días como miembro del Electric Vehicle 20 (EV20), un reducido lobby presidido por el príncipe Alberto de Mónaco que ha nacido para liderar el desarrollo del coche eléctrico.
Unda expuso la "decidida" apuesta del Gobierno Vasco por el fomento de este coche durante una conferencia ante representantes de gobiernos, regiones y empresas que encabezan en estos momentos la carrera por implantar esta tecnología. El consejero vendió el potencial del sector de la automoción vasco -300 empresas que facturan más de 10.000 millones de euros y emplean a 60.000 trabajadores- e indicó que serán ella las que diseñen el coche eléctrico y sus componentes. Para ello se prevé desarrollar una red de puntos de recarga que cubra toda la CAV que se dará a conocer en las próximas semanas.
cambio de mentalidad Además, añadió el titular de Industria, el Gobierno pondrá en circulación un determinado número de vehículos para adelantar el momento en que se considera que empezará a implantarse en el mercado. "La vida útil actual de un coche es de 16 años, por lo que se calcula que hasta la década 2020-2030 no empezará a comprarse de forma más generalizada", reconoció.
También anunció el consejero la necesidad de modificar las normas normativas para facilitar la rápida implantación de estos coches. "Los cambios son imprescindibles para modificar la actual tendencia de consumo energético, ya que en Euskadi el sector transporte se ha convertido en los últimos años en el que más energía consume, detrás del sector industrial", recordó.
Durante su exposición, el representante del Gobierno también dio a conocer al acuerdo alcanzado con la compañía Mercedes Benz para ensamblar en su fábrica de Vitoria un centenar de unidades eléctricas antes de que concluya este año. El objetivo, coordinado a través del EVE (Ente Vasco de la Energía), permitirá al Gobierno poner en circulación las primeras unidades con un doble fin: incentivar el consumo y romper la desconfianza, y controlar su desarrollo tecnológico a través de un proceso de monitorización individual de cada furgoneta que durará tres años.