Vitoria. La aprobación ayer de la reforma laboral en el Senado constata que el Gobierno de Zapatero camina en soledad (el proyecto sólo recibió los votos socialistas y el respaldo parcial de la Entesa y el Grupo Mixto; la abstención de PNV y CiU, y el sufragio en contra del PP) y da la razón a quienes acusan al Ejecutivo de gobernar a base de gestos. Y es que el paso del articulado por la maratoniana, extemporánea y tórrida Comisión de Trabajo e Inmigración de la Cámara Alta -con competencia legislativa plena- para su examen definitivo en el Congreso el 9 de septiembre sólo gana una semana al procedimiento que hubiera contemplado un debate en Pleno la próxima semana y su final el día 15. Mucha alforja para tan corto viaje.

En todo caso, el texto original de la ley sólo recibió la inclusión de algunas enmiendas entre las que destaca el "apoyo crítico" del PP a la transaccional presentada por el PSOE para reducir de 100 a 30 días el período de gracia de los desempleados para rechazar cursos de formación sin ser penalizados.

A este respecto, el ministro español de Trabajo, Celestino Corbacho, dijo no entender el "revuelo" causado por esa rebaja y quiso zanjar la polémica. "No habrá cambios si se rechazan ofertas de empleo, pero sí si se rechazan cursos de formación", enfatizó. El PNV votó en contra de las enmiendas de CiU y PP (entre las que figuraban varias del grupo catalán para modificar las causas del despido objetivo), ya que, aseguró el senador jeltzale Joseba Zubia, "endurecían más la reforma del Gobierno socialista e iban en contra de las garantías de las y los trabajadores". Como ya se ha precitado, el PNV se abstuvo en la votación del dictamen final.

El Grupo Nacionalista Vasco presentó 19 de las 26 enmiendas registradas hace semanas en el Congreso porque el resto fueron aceptadas u objeto de transacción ya en esta Cámara. Zubia, tras censurar que "se ha querido correr demasiado en la realización de este trámite, aunque no ha servido para nada", destacó que "la reforma es necesaria pero incompleta ya que no aborda los problemas que debería de abordar, es fruto de un desacuerdo y del fracaso del diálogo social".

En opinión del senador jeltzale "toda reforma en materia de trabajo que no esta consensuada tiene un recorrido difícil, inclusive ésta, y creemos que no va a resolver el problema del desempleo". Zubia destacó también que "las únicas enmiendas que se han aprobado han sido las del PNV".

En concreto, cuatro enmiendas del PNV y BNG salieron adelante en contra del voto del PSOE, merced al apoyo de CiU y PP, aunque también podrían volver a ser omitidas en el texto final por el Congreso el día 9.

por horas La enmienda del Bloque Nacionalista Galego establece que en el caso de desempleo parcial el paro cobrado se calcule por horas y no por días. Las otras tres son del PNV, entre ellas, la que restringe la conversión en fijos a sólo los temporales que hayan realizado "idéntica actividad y en el mismo puesto" con contratos encadenados durante tres años, ampliables a otro más. El PNV también consiguió eliminar como causa legal de despido que el absentismo laboral global de una empresa llegue al 2,5%.

Junto con la enmienda que rebaja el plazo para que los parados no acepten la formación, también fue unánime el apoyo a otra transaccional del PSOE por la que el Gobierno se da doce meses para revisar las condiciones laborales y mejorar la empleabilidad de personas discapacitadas. Además, todos los grupos suscribieron la enmienda que eleva a dos meses el plazo en el que es obligatorio cubrir la extinción de los fijos para las empresas que estén acogidas a bonificaciones en el pago de cuotas a la Seguridad Social por la contratación indefinida. Sobre la intermediación laboral, el PSOE aceptó incluir que tenga consideración de "servicio de carácter público" con independencia del agente que la realice. Al margen de las transaccionales, el PSOE logró aprobar todas sus enmiendas, entre las que se incluye la que obliga a pagar en dinero a las trabajadoras del hogar el SMI (633 euros).

Aunque el resultado de la votación fue un empate (12 a favor, 12 en contra y dos abstenciones), el proyecto de ley fue finalmente aprobado al tratarse de un voto ponderado (que asigna un valor determinado al voto en función de la representación de cada grupo), por lo que si se traslada la consulta al pleno equivaldría a 129 sufragios a favor y 123 en contra.