Vitoria. La fotografía ha cambiado de forma sustancial. Y lo ha hecho en apenas unos meses, los que median justamente entre los veranos de 2007 y el actual. Entonces, con una economía basada en el crecimiento desmedido y el endeudamiento ilimitado, los concesionarios de automóviles hacían su agosto precisamente en los meses de verano. Desde hace un tiempo, la fotografía parece otra. Justo la contraria. Los concesionarios en estos momentos están vacíos. Retomaron el pulso a principios de año merced a la inyección de dinero público que le suministraron las administraciones públicas. Nada menos que 240 millones de euros.
Pero ese plan de ayuda, bautizado como 2000E, se acabó. Justo al tiempo en que el Gobierno subía dos puntos el IVA desde el pasado 1 de julio para recabar, supuestamente, más impuestos y reducir así el déficit público del Estado. Estas dos cuestiones estructurales han sido la gota que ha colmado el vaso de un sector que ya habla de "muerte anunciada" y que augura para el segundo semestre del año unas consecuencias dramáticas si el Gobierno, en este caso el Ministerio de Industria que gobierna Miguel Sebastián, no toma cartas en el asunto. Fabricantes (Anfac) y vendedores (Ganvam) previeron ayer una caída de las ventas en torno a 100.000 unidades hasta diciembre y la destrucción de 10.000 puestos de trabajo.
"No" al impuesto de matriculación Para evitarlo, o al menos tratar de hacerlo, ambas organizaciones han trazado un plan a corto plazo que pasa por solicitar una reunión urgente con Sebastián por un lado y, por otro, pedir la supresión del Impuesto de Matriculación después de conocerse que las comunidades de Andalucía, Asturias y Cataluña decidieran subirlo recientemente. "Es un impuesto anacrónico que tiene su antecedente en el antiguo impuesto de Lujo", critica Juan Antonio Sánchez Torres, presidente de Ganvam (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios).
Los llamamientos del sector son consecuencia del desplome que ha sufrido el pasado mes de julio. Hasta un 24,1% cayeron las ventas en el Estado -sólo se vendieron 82.167 automóviles-, rompiendo así una tendencia de diez meses de crecimiento consecutivo.
En Álava el comportamiento resultó igualmente negativo, si bien el número de matriculaciones fue mayor en este territorio que en Bizkaia y Gipuzkoa. A pesar de ello, los datos son malos. Las ventas en esta provincia se contrajeron un 21,2%, fundamentalmente porque la caída de turismos se desplomó casi un 25% -no así la de todoterrenos, que creció casi un 30%-. Pese al descenso de julio, en los siete primeros meses del presente año las ventas de coches alcanzaron en Álava casi las 6.000 unidades, un 30% más respecto al mismo periodo del año anterior.
llegan los primeros ere Sánchez Torres insistió ayer en que los datos son la "crónica de una muerte anunciada", ya que el mercado vivía inmerso en un "espejismo de recuperación", mantuvo, "con espectaculares cifras de crecimiento que no se correspondían con la realidad de las ventas sino con un hecho coyuntural como el programa de incentivos". Por si fuera poco, el escenario económico actual no ofrece muchas garantías de cara a la segunda mitad del año. Las severas medidas para contener el déficit público, un paro desbordado o la negativa evolución del consumo privado vaticinan tiempos duros para el sector.
Los nubarrones del horizonte en Euskadi, donde las ventas cayeron en julio un 37% y se vendieron 3.122 vehículos, se completan con una cartera de pedidos sin pulso desde finales de junio e inmersa en un mes habitualmente tan plano como es agosto y unos márgenes comerciales que caen en ocasiones por debajo del 2%, lo que implica que de una venta de 20.000 euros el concesionario se puede llegar a quedar sólo con menos de 600. Ante esas perspectivas, los concesionarios vascos han empezado a presentar ERE para sus redes comerciales. Es el caso de Ford Mintegui, que lo hizo el viernes. Otros propietarios ya dieron el paso con anterioridad. La dinámica es "generalizada", aseguran otras fuentes del sector.