bilbao. La práctica totalidad del espectro sindical vasco, excepto UGT-Euskadi, participará en la huelga general contra la reforma laboral convocada mañana en la CAV y en Navarra, si bien en la comunidad foral la llamada parte de la mayoría abertzale.
La movilización contra los recortes y el temor a que lleguen más no es unitaria, como no podía ser de otra manera en la actual tesitura de confrontación intersindical. Así ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, Hiru y Ehne (el 60% de la representación en la CAV y el 34% de Navarra) anunciaron su convocatoria el 12 de junio, al término de una manifestación celebrada en Bilbao contra las medidas de ajuste planteadas por el Gobierno español.
Tres días después, Unai Sordo, secretario general de CCOO de Euskadi, anunció que su central también llamaba a la huelga general el mismo día 29 de junio "para impedir que la convocatoria sectaria de ELA y LAB desviase la atención hacia otras cuestiones".
Sordo, que manifestó que su propuesta era "absolutamente autónoma y no excluyente" dejaba la puerta abierta al pronunciamiento de UGT-Euskadi, con quien comparte unidad de acción. La respuesta ugetista llegó al día siguiente, cuando Casado mostró su único apoyo a la convocatoria estatal tras el verano, no sin antes mostrar cierto malestar con CCOO de Euskadi -que también secundará la del 29 de septiembre- al no haber sido informado. En fechas posteriores, LSB-USO, CGT y CNT también se sumaron a la convocatoria, por cuanto sólo UGT se ha quedado fuera.
¿Éxito o fracaso? Una vez analizado el proceso de gestación de esta huelga general, la octava en Euskadi por motivos laborales desde la Transición, aventurar su éxito o su fracaso se antoja una temeridad y las expectativas de los convocantes podrían chocar con la lógica de la desmotivación o con el temor de los trabajadores y trabajadoras a posibles represalias en sus empresas.
En favor de quienes auguran una respuesta mayoritaria juega el hecho de que desde la huelga general de 1999, donde los cuatro grandes llamaron a la huelga contra las 35 horas en la misma fecha, no se había producido una llamada tan mayoritaria, y la de mañana tan sólo tiene la ausencia de UGT. El mensaje sindical, que no la estrategia, esta vez sí es unitario y el ataque a los derechos sociales y laborales parece evidente.
En contra está el poco tiempo que ha habido para preparar la huelga y el hecho de que algunos sectores de actividad están inoperativos (entre ellos la enseñanza) y muchos trabajadores de vacaciones.
¿Se paralizará Euskadi? Esa es la gran pregunta. Tras los últimos precedentes apostar al fijo parece una lotería. Si el último paro general del 21 de mayo de 2009 pasó con tanta gloria como pena, la incidencia de las últimas huelgas de funcionarios tampoco han tenido el eco deseado.