roma. La huelga general convocada ayer por la CGIL, el principal sindicato de Italia, paralizó el país a causa de la interrupción del transporte público y la celebración de manifestaciones en ciudades como Roma, Nápoles, Milán y Bolonia, entre otras muchas. El motivo de la huelga era protestar contra el ajuste presupuestario recientemente aprobado por el Gobierno y que en estos días se debate en el Parlamento.
Entre otras cosas, las medidas del Gobierno italiano prevén el congelamiento de los sueldos de los funcionarios hasta 2013 y el recorte del presupuesto destinado a las regiones y demás entes locales, así como a los entes públicos en general, lo que, según afirman los detractores del plan, supondrá un empeoramiento de los servicios a los ciudadanos. Aun con todo, la CGIL ha sido el único sindicato que ha rechazado abiertamente el ajuste, que define como "equivocado, injusto y deprimente", ya que carga el peso de la corrección económica "sobre las espaldas de los de siempre".
El grueso de la huelga fue protagonizado por los trabajadores que dependen de la administración pública, aunque también se paró durante algunas horas algunos empleados del sector privado. En cuanto a su alcance territorial, será nacional, a excepción de las regiones de Liguria, Toscana y Piamonte que harán huelga el próximo 2 de julio.
movilizaciones Además de dificultar la movilidad en las principales ciudades italianas, la huelga también provocó cancelaciones en algunos aeropuertos como el de Fiumicino (Roma), donde fueron suprimidos vuelos de Brussels, con destino Bruselas; Vueling, con destino Sevilla; y EasyJet, con destino Malpensa (Milán). Alitalia o Iberia, optaron por reprogramar las operaciones.
Muchos trabajadores aprovecharon el día para salir a la calle y protestar contra el modo en que el Gobierno ha decidido afrontar la crisis. Desde Bolonia, la subsecretaria general de CGIL, Susanna Camusso, denunció que el ajuste sólo pide sacrificios a los trabajadores y a los ciudadanos de a pie.
Los líderes de la oposición también se manifestaron para apoyar a los trabajadores. En Nápoles, lo hizo el líder de Italia de los Valores (IDV), Antonio Di Pietro, mientras que en Milán, por el Partido Demócrata (PD), Pierluigi Bersani.