Madrid. La dirección del PSOE asume como suya la reforma laboral diseñada por el Gobierno y está abierta a que se tramite como proyecto de ley y no como decreto-ley, según dijo ayer la secretaria de Organización del partido, Leire Pajín, que ha calificado la propuesta como "de calado, profunda y equilibrada". Esta posibilidad implicaría dilatar en el tiempo la aprobación de la reforma (sería en el próximo periodo de sesiones, a partir de septiembre) posibilitando que los grupos presentaran enmiendas para, a través de la negociación de éstas, ganar apoyos y limitar el impacto electoral que implicaría otro decretazo.

Pajín, en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE, que estuvo presidida por Zapatero, aclaró que la dirección de los socialistas respalda a su líder y el texto elaborado par su Gobierno. Para la número tres del PSOE el documento dado a conocer el viernes es "tremendamente positivo" ya que promueve una "de las más profundas" reformas laborales de todas las llevadas a cabo hasta ahora de una forma "sensata y equilibrada con los momentos actuales".

Oportunidad Los socialistas consideran que la propuesta del Gobierno recoge numerosas medidas que patronal y sindicatos han ido poniendo sobre la mesa en los últimos tiempos y confían en obtener el máximo consenso de los grupos parlamentarios. Se han comprometido, en este sentido, a "trabajar sin descanso" para obtener la mayoría parlamentaria necesaria. "No tenga ninguna duda de que la reforma es absolutamente defendible y así lo vamos a hacer todos los socialistas", aseveró Pajín al ser preguntada sobre el abaratamiento del despido que se recoge en la propuesta del Ejecutivo. Un abaratamiento que, según juzgó, "no recae sobre los derechos de los trabajadores".

"Hemos agotado hasta el último minuto con todo nuestro esfuerzo y con todo nuestro empeño en el diálogo social y ahora ha empezado el tiempo de la verdad, en el que el Gobierno va a asumir su responsabilidad, porque no hay espacio para medias tintas, ni para parches", incidió Pajín, convencida de que "ahora es el momento para una reforma de calado y para mucho tiempo".

Detrás de las palabras de Pajín se encuentran las instrucciones de su jefe. Zapatero, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, defendió ayer ante los suyos que la prioridad ha de ser dar la imagen de consenso y lograr el máximo apoyo posible de los grupos parlamentarios a los planes de reforma laboral. Para lograrlo ha ideado dos frentes: el parlamentario, en el que la voz cantante la llevará el portavoz socialista, José Antonio Alonso, en la negociación de las previsibles enmiendas al proyecto de ley; y el institucional, en el que el interlocutor será el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, en sus interlocuciones directas con los partidos.

Fuentes socialistas presentes en la reunión de ayer explicaron que Zapatero marcó también el mensaje: apostar por una reforma laboral "sustancial y de calado, que pueda servir para los próximos años". Pajín lo repitió miméticamente minutos después.

El líder también justificó la inexcusable necesidad de llevar a cabo esta reforma en la conveniencia de flexibilizar el mercado laboral para ayudar a la creación de empleo. El discurso a explotar es: "No puede ser que a una empresa en crisis le salga más barato y le resulte más sencillo cerrar que ajustar su plantilla".