VITORIA. Señor Rovira, ¿realmente esto lo arreglamos entre todos?
Para arreglarlo entre todos debemos asumir consciencia de muchas cuestiones sobre las que hay que introducir cambios: desde nuestros hábitos de consumo y ahorro, hasta la imperiosa necesidad de regulaciones que acaben con la economía especulativa (es decir, forrarse sin pegar ni sello) y, por supuesto mejorar urgentemente la competencia de quienes nos gobiernan. Porque si no lo arreglamos entre todos, ¿quién lo hará?, ¿los mismos que lo han destrozado todo? No, gracias.
¿Hemos aprendido la lección?
De todo hay. Algunos sí, incluso había quienes ya se sabían la lección desde antes de que estallara la crisis, y lo advertían. Otros están en proceso de aprendizaje y alguno hay que parece no haberse enterado.
¿Cómo vamos a salir de esta crisis y con qué consecuencias?
A las crisis se llega por vicio: ambición desmedida, especulación, avaricia, ingenuidad excesiva, falso optimismo, estupidez, negligencia, falta de visión a largo plazo... De toda crisis se sale sólo con virtudes: responsabilidad, esfuerzo, humildad, coraje, propósito, austeridad, solidaridad, confianza, cooperación.... Fácil de decir, difícil de hacer, porque supone un compromiso a largo plazo, pero no hay otra solución. O somos mejores personas y profesionales o nos acabaremos cargando el planeta y la especie y tendremos cada vez crisis más graves.
Dice el catedrático Jesús Huerta de Soto que España llegará a los cinco millones de parados. ¿Usted comparte esta previsión?
No sé si llegaremos a los cinco, a los seis o si retrocederemos rápidamente. Nadie lo sabe. Ningún economista ha acertado plenamente porque, simplemente, hay demasiadas variables no controlables en el día a día. Lo que sí tengo claro es que si todos contribuyéramos, todos, y comenzando por los que gobiernan, a revertir la situación cuanto antes desde el rigor, la humildad y la consciencia, dando lo mejor de nosotros mismos otro gallo nos cantaría. Refugiarse en previsiones catastrofistas no ayuda. Ahora se trata de ponerse manos a la obra, urgentemente.
Todo el mundo habla en los últimos tiempos de que nos enfrentamos a un nuevo modelo laboral, que lo vivido hasta ahora ya no tendrá sentido. ¿Usted qué futuro social y empresarial dibuja en este sentido?
Sin duda cambiarán muchas cosas. No podemos esperar un crecimiento económico ilimitado en un mundo limitado, ni aceptar la economía especulativa por la cual una minoría se hace multimillonaria robando con guante blanco los ahorros de la buena gente trabajadora. No podemos esperar ser competitivos si no buscamos la excelencia en todos los niveles y la formación continua como postura existencial. Ésta será una crisis más de tantas que están por llegar, como siempre ha sucedido y como siempre sucederá. La cuestión no es temerla, que es consustancial a la vida, sino responderla dando lo mejor de nosotros en lo individual y en lo colectivo.
¿Tiene fundamento esta reflexión personal?: "En el futuro trabajaremos más, durante más tiempo y por el mismo o menor salario".
En algunos casos sí, en otros no. Habrá una parte de la población (estimo un 10 ó 15%) con enorme conocimiento especializado que no tendrán que aplicarse esta consigna porque les sobrará trabajo. Sin embargo, aquellas funciones no diferenciadas y donde haya un exceso de oferta laboral vivirán en una situación mucho más complicada. Para evitar eso, no hay más remedio que formarnos mucho, permanentemente y diferenciarnos como país y como sujetos.
¿Qué tienen que cambiar los empresarios?
Deben tomar clara consciencia que la rentabilidad económica debe ir sí o sí acompañada de rentabilidad social. Que la riqueza basada en la especulación o en la explotación genera miseria a largo plazo y que quieran o no, esa miseria les puede llegar a ellos también por muy llenas que tengan sus cuentas corrientes. ¿De qué le sirve a un millonario vivir rodeado de alambradas, alarmas y sistemas de seguridad temiendo por los suyos?
¿Y los trabajadores?
Asumir que deben mejorar día a día, formarse, hacerse valer... Tanto empresarios como trabajadores están en un mismo barco. Es esencial trabajar en actitudes positivas y preactivas que busquen el bien común.
¿Por qué el trabajador español es tan poco productivo cuando, dentro de la Unión Europea, es el que más horas dedica al trabajo?
Porque muchos hacen ver que trabajan y gastan muchas horas más por el qué dirán que por la eficiencia real. Este es un factor de lastre cultural gravísimo en España que otros países contemplan con perplejidad y hasta con lástima. Tenemos ahora en España la misma productividad que tenían en Suecia ¡a principios de los 70! O revertimos esta consciencia o iremos perdiendo posiciones en el ranking global y lo pagaremos muy caro. La mentalidad del capataz debe dar lugar a una mentalidad basada en la confianza, pero para ello, tanto el empresario como el trabajador deben mostrar claramente que son confiables, y nos dejaríamos de tonterías y pérdidas de tiempo totalmente evitables. Hay demasiada hipocresía instalada en el sistema. Si le pregunto cuáles son los nichos de mercado de futuro, las oportunidades de negocio ocultas para los futuros emprendedores, ¿por dónde me diría que van los tiros?
Hay cientos. Tecnologías de la comunicación y de la información: Internet, móviles, todo lo que tenga que ver con la red. Diseño industrial, biotecnología, nanotecnología. Desarrollo de aplicaciones orientadas a la sostenibilidad del medio ambiente como reciclaje, energías limpias, cultivos de calidad, etc. Y decenas sectores más que no paran de crecer. No olvidemos que este año el mundo crecerá un 4,2%, eso quiere decir que, a pesar de la que está cayendo, muchos están creciendo.
¿Qué futuro les esperan a las pymes, que son mayoritarias en Álava y en el resto del país?
A cada pyme le espera el futuro que sea capaz de crear luchando hasta el final, pero el Estado debe ayudar, y la verdad es que hasta la fecha lo han hecho peor que fatal. No me preocupa el espíritu del emprendedor, ya que son o somos (me incluyo, porque lo soy) muy luchadores. Me preocupa enormemente la mediocridad institucional que no ha generado riqueza en su vida y que gobierna buscando aparecer como simpáticos y resultones más que como eficientes y resolutivos. Tampoco me convence una oposición que sólo critica o que pretende tapar con la legalidad sus amoralidades internas. Me alarma la ambiciosa mediocridad del poder inconsciente. Dios nos libre de ellos.
Vuelvo al señor Huerta de Soto. Dice respecto a las pymes que lo que necesitan es un entorno de seguridad jurídica, bajos impuestos, poca burocracia, escasa intervención del Estado y una gran flexibilidad para contratar y despedir. ¿Se deja algo?
Sí, en relación con la respuesta anterior, diría que las pymes necesitan de un gobierno que sepa y sea claramente consciente que el 98% de las empresas de este país son pymes, que suponen la contratación del 75% de los trabajadores y que crean cerca del 70% del PIB, porque muchas veces les importa más la foto con la multinacional o la gran banca y no hacen ningún gesto con los que de verdad aguantamos el país. Repito, es desesperante.
Si las vacas flacas, como ha dicho, durarán todavía dos o tres años más, ¿qué armas tienen al alcance las pymes para sobrevivir en este tiempo si el grifo financiero no se abre y la legislación no se flexibiliza? ¿Un seguro de crédito arreglaría algo?
Un seguro de crédito no deja de ser un airbag que puede ser útil para evitar un mal mayor en caso de accidente, pero el problema estructural está más arriba. Sólo le pido a la clase política que, por favor, se limiten a no molestar ya que muchos de nosotros ya no contamos con ellos y nos espabilamos solitos, viendo que no responden como deberían.
Para terminar, aunque suene a tópico, ¿realmente de esta crisis pueden surgir oportunidades?
Es un error, en un contexto de crisis, comprender las oportunidades como un chollo o ir de rebajas. No tiene nada que ver con eso. La crisis te hace dejar de tener para poder ser, es decir, desarrollar nuevas actitudes que se manifiesten en acciones y en hábitos para reinventarnos y desarrollar mejores prácticas, explorar nuevos mercados, mejorar como personas y como profesionales. Oportunidad viene de ser oportuno, y para salir de una crisis lo oportuno es ponerse las pilas, reducir costes, instalar una cultura de sobriedad y de mejora continua, ver quiénes son realmente los que dentro de nuestra empresa están dispuestos a dar lo mejor de sí mismos y quienes no. Todo eso y más, bien gestionado, supone, no sin mucho dolor, una evolución necesaria. Lo inútil, lo amoral, la pereza, la vanidad, la ambición desmedida deben morir para que nazca la dignidad, el trabajo bien hecho, el esfuerzo transformador, la consciencia global, el beneficio compartido... Si no llegamos a ello, el próximo examen de la vida con la especie será todavía peor. Estamos a tiempo de evitarlo. Trabajemos, entonces.