Vitoria. A las 09.05 horas el cielo vitoriano se partió. El ensordecedor estruendo de seis motores Turbofán a máxima potencia braceando millas tras una espesa niebla advertían de la llegada de algo fuera de lo común, un coloso cuya aparición se produjo pocos minutos después. Procedente de China y con escala previa en las ciudades de Minsk (Bielorrusia) y Almaty (Kazajstán), a las 09.25 asomó de entre la niebla el morro del avión de carga más grande del mundo, el Antonov 225, de origen ruso.
Le siguió después el resto de un esqueleto de acero y aluminio interminable: el tren de aterrizaje, eterno con sus 34 ruedas; la panza; las alas, también enormes con sus 88 metros de envergadura de punta a punta; el timón de cola... Así, hasta completar con éxito una puesta en escena que congregó en Foronda a casi una treinta de medios de comunicación y otros tantos operarios y curiosos. Ayer, el aeródromo alavés volvió a cerrar un nuevo hito en su exitosa trayectoria carguera.
El Antonov 225, uno de los dos únicos ejemplares que existen en el mundo y a quien popularmente también se conoce como Mriya ("sueño", en ucraniano), escogió el aeropuerto internacional de Vitoria para aterrizar por primera vez en su historia en Euskadi. Probablemente lo hizo, según algunas fuentes del sector, por su "flexibilidad" y "alta capacidad de respuesta" demostradas en las últimas décadas. Pero también, añade otro técnico, debido al privilegiado entorno geoestratégico que sitúa a Foronda como "puerta de entrada para Europa en el suroeste". No es la primera vez que Antonov Airlines opera en suelo vasco. Ya con anterioridad lo había hecho, también en Vitoria, con el hermano pequeño del Antonov 225, el 124, aunque en contadas ocasiones. "Para nosotros es una gran satisfacción que un aparato de este calibre elija Foronda para aterrizar; esto vuelve a poner de manifiesto que seguimos siendo un referente internacional en el sector de la carga aérea", señalaba ayer a este diario el director del aeródromo alavés, Jesús Garay.
Inmenso El An-225 es un coloso. De eso hay pocas dudas. Pesa 640 toneladas y tiene unas medidas de vértigo que todavía hoy, a pesar de su edad -voló por primera vez en 1988-, nadie ha podido superar. Ni tan siquiera los ultramodernos Airbus A-380 ni cualquiera de los modelos 747 de la familia Boeing norteamericana. Ayer descargó sobre la pista de Foronda 120 toneladas de material eléctrónico procedente de Almaty en una operativa logística con pocos precedentes que estuvo supervisada por el equipo de VIAS (Vitoria Integrated Air Services) y gestionada por Aena, EAT y Decoexa. Para el máximo responsable de VIA, Enrique Gutiérrez, que siguió a pie de pista el desarrollo de la operación, "el reto no era fácil, pero lo hemos solventado con eficacia. Ojalá vengan más operaciones como ésta en el futuro", sostuvo.
A fecha de hoy y con los últimos datos disponibles, el aeródromo alavés ocupa la quinta posición en el ranking de terminales más cargueras del Estado, precedido por Gran Canaria, Zaragoza, que se ha aupado al tercer puesto, y los inalcanzables Madrid y Barcelona. Entre enero y febrero el tráfico que se movió en suelo alavés fue de 4.135 toneladas, un 23% menos que un año antes.
carga trenes, helicópteros... Tras dormir ayer en Vitoria, el avión ruso despegará previsiblemente hoy a primera hora con rumbo a la capital alemana de Leipzig. Y lo hará vacío, a pesar de tener una capacidad de 250 toneladas en su bodega interior y otras 200 en la parte superior del fuselaje. Precisamente esta opción fue la que motivó su nacimiento, ya que, en su origen, el An-225 estaba destinado a transportar al efímero transbordador espacial ruso Buran. El tamaño de su bodega es tan descomunal que puede albergar cargas extremadamente pesadas y voluminosas como trenes, helicópteros, turbinas o toneladas de suministros para zonas en conflicto o en situación de emergencia humanitaria.