vitoria. Los precios de las gasolinas están consolidando este mes la tendencia al alza del nuevo ciclo en el que se haya inmerso el petróleo. El encarecimiento sostenido de los carburantes a lo largo de más de un año dio un salto a finales de marzo, coincidiendo con el inicio de la Semana Santa. Cabe significar que en el precio de las gasolinas influyen muchas variables, incluidas algunas vinculadas estrictamente con la ley de la oferta y la demanda. Los períodos previos a la salida de las vacaciones son los más habituales. Suelen haber notables diferencias de precios de una semana para otra si está cerca un puente o las vacaciones. Hoy, mediados de abril, el precio medio de la gasolina sin plomo 95 ronda 1,2 euros el litro en la CAV. A principios de año se situaba en 0,98 euros y en el mes de febrero en 1,087. La gasolina está en el precio más alto de su historia.
Gasóleo En esta tesitura, el gasóleo se ha consolidado por encima del euro, una cota de hace dos años. Avanza a menor ritmo, pero también avanza. La crisis modificó en su momento el esquema de equilibrio de los carburantes. El diesel superó en 2008 el precio medio anual de la gasolina 95 octanos, la referencia básica a nivel estadístico por ser la más utilizada. Así las cosas, el crecimiento notorio de las ventas de los vehículos con gasoil se presentó como una oportunidad para ese segmento del refino y a la postre se encareció. Esa dinámica coincidió más tarde con la caída del precio del crudo y la histórica diferencia entre ambos carburantes se enjugó. Las tendencias volvieron más tarde a su cauce aunque con un marcado carácter bajista para la gasolina súper. Las turbulencias provocaron un desplome del precio del petróleo, que desencadenó a su vez una minicrisis energética, empujando el IPC al borde del desastre de la tan temida deflación.
El panorama ha cambiado notablemente. El barril de crudo brent, el que se consume en Europa, ha duplicado su precio. Las gasolinas han subido, en menor medida pero siguiendo el paso marcado por el crudo. Y lo peor está por llegar. Así, el barril cerró la semana pasada en 85,95 dólares, que es el precio que costará en junio, porque estamos hablando de un mercado de futuros. Por este motivo, ya se conoce también cuánto costará en julio (86,57 $) y en agosto (87,69).
Punto de inflexión La evolución alcista de los precios de gasolinas y gasóleos tendrá otro punto de inflexión en julio, cuando se materializará la subida del IVA, que pasará a gravar con un 18%, dos puntos más el combustible. Sin embargo, su incidencia será mayor que esos dos puntos porque el IVA se grava en el punto de venta, un complejo cóctel en el que la materia prima tan sólo supone un 40% del coste total. El resto responde a la presión de las diferentes tasas. En otras palabras, un conductor que gasta 40 euros cada vez que llena su depósito, en realidad sólo compra gasolina por importe de 16 euros, el resto, 24, se destinan a impuestos que gravan el combustible. Cuando se aplique la subida del IVA se encarecerá un producto que antes ya habrá pasado por el alambique de varios impuestos. Se antojan demasiadas tensiones en torno a un combustible tan vital en el denominado primer mundo como incontrolable. Lo que se intuye como una tendencia al alza imparable durante el conjunto de este año llega además en un momento en el que un depósito que se llenaba hace seis meses con unos 36 euros ronda ahora los 50.