MATXALEN e Iñigo dejaron su piso de Durango para mudarse con sus niños a una casa hecha a medida. Rodeada de un bonito jardín y custodiada por un enorme perro mastín, se erige una casa nueva, de dos plantas, tipo caserío moderno y ¿de madera? Eso aseguran sus dueños aunque ni por el exterior ni por el interior lo parece. La estructura de la vivienda está hecha completamente de madera, ni el cemento ni los ladrillos tuvieron cabida en este proyecto.

La sustitución de los materiales típicos de construcción como el cemento y el acero por la madera, es una alternativa que se está popularizando entre particulares e instituciones que necesitan levantar un nuevo edificio o rehabilitar uno viejo. Existe la creencia de que las construcciones de madera, que vienen listas para ser montadas desde fábrica, son más baratas que las casas de hormigón. Se suele asociar el término prefabricado a lo económico, pero también a la menor calidad. En realidad los datos contradicen este pensamiento, y es que, construirse una casa de piedra o con materiales convencionales, o construirse una de madera vienen a costar lo mismo. La diferencia radica en el ahorro energético que beneficia al medio ambiente a la hora de llevar a cabo la edificación, pero también el que notarán los bolsillos de los clientes a la hora de pagar facturas de calefacción y aire acondicionado.

Los propietarios de la casa que abrieron sus puertas a DNA comentan que el tema de las temperaturas era, quizás, el que más dudas les ocasionaba. "Los techos son muy altos y teníamos miedo de que el calor subiera hasta arriba. Por ese motivo nos recomendaron poner el suelo radiante, porque el calor que desprende no sube más de dos metros" explica Matxalen. A pesar de contar con dos plantas, la vivienda de esta familia está en la planta baja; arriba tienen un pequeño txoko y una habitación que, en el futuro, puede que se convierta en el despacho de la casa, "depende de las necesidades que nos surjan" comentan. En la zona donde se hace vida se instalaron los termostatos que se encargan de poner en marcha el suelo radiante cuando las temperaturas bajas amenazan el confort de la casa.

Ni frío ni calor Muchas personas se sorprenden de las cualidades de la madera frente a las inclemencias meteorológicas. Las culturas nórdicas han utilizado este preciado material natural para soportar temperaturas bajo cero durante gran parte del año. Actualmente, en Escocia, las construcciones que cuentan con armazones de madera suponen el 70% del total de las que se levantan anualmente. En Escandinavia son el 45% del total. De todas formas, en Japón, EE.UU. y Canadá el porcentaje alcanza el 90%. La madera es mala conductora tanto de frío como del calor, característica que posibilita mantener los interiores de un habitáculo a temperaturas agradables durante todo el año, permitiendo un ahorro en calefacciones y aires acondicionados del 50%.

La orientación es un factor que se tuvo muy en cuenta cuando se construyó la casa de Matxalen e Iñigo, para economizar la energía del sol, y para evitar el excesivo calor del verano que entraba por los grandes ventanales se preinstaló un circuito de aire acondicionado que, finalmente, nunca se llegó a colocar. "En realidad la casa respira todo el día, así que el calor que viene del exterior no resulta tan problemático como pensamos al principio y basta con un toldo para proteger la sala de estar".

La respiración de la casa es un factor clave ya que las paredes exteriores del edificio son ventiladas, es decir, que el aire corre por el interior a través de un mecanismo de estribos fijos a la pared a los que se enganchan, en este caso, revestimientos de madera y de cerámica. Esta aireación permanente, permite, entre otras cosas solucionar otro de los problemas que más se asociación al uso de la madera: las humedades. Los especialistas aseguran que esto no constituye ningún contratiempo porque el material utilizado para la construcción de los edificios está tratada con preparados anti-humedad, contra los hongos y contra los insectos xilófagos, y sólo debe tomarse la precaución de aislarla correctamente en determinados lugares.

Contra el fuego Por otro lado, el fuego y la posibilidad de sufrir incendios se antoja mayor en las viviendas de madera, aunque tal probabilidad no guarda relación con el tipo de material del que haya sido construida. Según la normativa de construcción, una vivienda resistente al fuego no es la que no se quema, si no la que da un margen de tiempo razonable para evacuar a los ocupantes a tiempo. Al respecto todas las construcciones, tanto públicas como particulares deben cumplir esa barrera de tiempo para poder llevarse a cabo el proyecto. Se ha demostrado que las estructuras de madera expuestas a un incendio mantienen su estabilidad durante un período de tiempo más largo que otros materiales, por ejemplo, el acero. El cálculo de la resistencia al fuego de una estructura de madera es sencillo, por lo que ésta se proyecta en función de las exigencias de cada proyecto.

El proceso constructivo también marca diferencias con el ladrillo en tiempos de ejecución, calidades y controles. Para realizar una vivienda la mayor inversión de horas se lleva a cabo en las oficinas técnicas: planos, estructuras, cálculos, materiales, acabados, etc. Una vez el proyecto está decidido y aprobado se presenta un balance de costes cerrado, y es que a diferencia de los imprevistos en las obras convencionales, en una prefabricada no hay contratiempos. Finalizados los trámites de oficina se inicia la fabricación en los pabellones cerrados, así que la lluvia, el viento o el calor no son excusa. De hecho, la casa de Matxalen e Iñigo se levantó en unos diez días.

Este sistema de trabajo tiene además otra ventaja, y es la reducción de accidentes laborales. Las tareas más complicadas se realizan dentro de pabellones donde las medidas de seguridad son estrictas y el riesgo disminuye.

Empresas vascas En Euskadi existen empresas que desarrollan la construcción de viviendas y otros edificios utilizando la madera como único elemento estructural, si bien es cierto que, a gusto del cliente, se utilizan otro tipo de materiales para revestir los exteriores de forma que no parece que su interior se arme exclusivamente de madera. Sin embargo para algunas de ellas como Egoin, que se dedica a la construcción de edificios íntegramente realizados en madera mediante sistemas prefabricados de paredes, forjados y cubiertas en sus talleres de Ea (Bizkaia), el negocio se focaliza, cada vez con más fuerza, hacia Francia. Unai Gorroño, miembro de esta empresa vizcaína dedicada a las construcciones en madera desde hace 20 años, considera que esto es debido a que "la madera es una gran desconocida aquí como material de construcción de edificios completos", y es que en Francia pero sobre todo en el norte de Europa la cultura constructiva está más desarrollada en torno a este material.

De todos modos, tal y como apuntan desde Egoin en la península se está extendiendo un cambio de mentalidad al respecto y cada vez más se busca el uso de la madera de forma integral en la edificación. "Desde hace unos dos o tres años se nota que la gente se preocupa más por la sostenibilidad y por mitigar el cambio climático" comenta Gorroño, y es que la posibilidad de construir edificaciones más eficientes energéticamente y que además se integran a la perfección en el entorno es un valor al alza. Ejemplo de esto es un complejo de viviendas unifamiliares que se llevó a cabo en Baiona siguiendo los estándares pasivos BBC Effinergie, Label de construcción pasiva francés en el que el edificio tiene que consumir menos de 45Kw/m2 año, en calefacción, refrigeración, ACS, iluminación y electrodomésticos. Pero no solo pueden proyectarse viviendas que cumplan con estas expectativas: las instituciones cada vez se interesan más por esta alternativa. Un comedor infantil en Areatza o un centro de día en Respalditza son algunos ejemplos llevados a cabo también por la empresa Earra. Las posibilidades que ofrece la madera pueden ser infinitas, el único límite es la imaginación.

Consumo energético Los beneficios de la construcción con madera no se quedan en el aporte de confort. Según un estudio de la Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi y la consultora especializada Factor CO2, construir en madera supone un descenso de consumo energético entre un 6% y un 62% y las emisiones de CO2 se reducen un 79% sobre las que emite el uso de hormigón. Por ejemplo, sustituir el cemento por tablas de madera representa ahorrar entre 0,725 y 1"01 toneladas de CO2 por metro cúbico. Pero es que además la madera es un material natural, reutilizable y biodegradable. Las empresas que trabajan con la madera son las principales interesadas en evitar la deforestación; por ello se creó en 1998 el sistema de gestión forestal sostenible PEFC que seguía los criterios de la protección de los bosques de Europa acordados en las conferencias de Helsinki en 1993 y Lisboa en ese mismo año. Desde este organismo se gestiona y se vela por el cumplimiento de las normas UNE, un catálogo de criterios a seguir para asegurar que las explotaciones madereras respetan el medio ambiente y trabajan para la regeneración de los bosques vascos. En Euskadi hay 70 empresas que cumplen con la cadena de custodia que acredita que el material ha sido extraído de forma correcta y que su paso por las industrias de transformación ha cumplido con los requisitos exigidos por PEFC.