Madrid. El Gobierno anunció ayer un recorte drástico en las inversiones previstas por Fomento para infraestructras en los próximos tres años. El objetivo, ya avanzado la semana pasada, es atajar como sea el incontenible gasto público. El ministro de Fomento, José Blanco, aseguró ayer que va a haber un ajuste de inversión en infraestructuras que "no va a contentar a todos o probablemente a nadie", pero se hará con el mayor consenso posible.

Así respondió el ministro en el pleno del congreso a una interpelación de CiU sobre el plan de austeridad del Gobierno 2011-2013 y más concretamente el de acción inmediata 2010, que prevé un recorte del presupuesto para este año en 5.000 millones de euros, de los que 3.500 millones se reducirán de distintos ministerios, y su grueso, 1.760 millones, corresponden a Fomento. En concreto, ese ministerio prescindirá de aquellos proyectos de el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) que el "país no puede asumir".

Blanco explicó que el plan de austeridad 2010 del Gobierno está limitado por una línea roja en la política social, educación e investigación y desarrollo, y dijo que prefiere que se posponga la construcción de un kilómetro de autovía que un parado se quede sin ayuda o un estudiante, sin beca de estudios.

El ministro insistió en que la prioridad del Ejecutivo es atender a personas y es "lógico" que a Fomento le haya tocado un mayor ajuste de inversión porque también es el ministerio con el mayor presupuesto, ya que le corresponden 7 de cada 10 euros que se invierten.

No obstante, matizó ante la Cámara Baja que no va a haber un recorte, sino más bien una forma distinta de inversión porque el plan de colaboración público-privada contribuirá a mantenerla en niveles similares a los presupestados, en torno a 30.000 millones de euros.

Fomento actualizará, entre otros, el PEIT, porque no todo lo en él previsto es imprescindible, para definir aquello que no es asumible o necesario en estos momentos, lo que provocará un impacto que se va a notar en los próximos tres años.

El titular de Fomento insistió en que no va a actuar "bajo criterios partidistas", sino con responsabilidad porque no todo se puede ejecutar a la vez y no todo es vital, pero advirtió de que si no es posible un acuerdo con las CCAA, tomará decisiones para ganar en eficacia y reducir costes y, con ello, garantizar la actividad económica en España.

Para liberar más recursos, Blanco rebajará la masa salarial de Fomento, reducirá los altos cargos, integrará algunos organismos y preparará un plan de eficiencia para las obras públicas. Aseguró que se ha propuesto construir "los mismos kilómetros de autovías o vías de ferrocarril con menos recursos", para lo que intentará analizar caso a caso, con el objetivo de elaborar una guía que fije el coste máximo para cada actuación. Todo ello se acompañará de un estudio de rentabilidad social y económica, porque "no podemos impulsar un cambio basado en competitividad si no somos un ejemplo de ello", dijo.

En su opinión, la crisis "obliga a todos a hacer más con menos", pero también supone "una oportunidad para dar un salto importante en eficiencia". En este sentido, adelantó que antes de tres meses anunciará un plan de eficiencia y que el transporte por ferrocarril en su doble vertiente, de pasajeros y de mercancías, seguirá siendo "la prioridad" de su ministerio. Tampoco se detendrá el impulso dado hasta ahora a la alta velocidad.

En cuanto a los contratos de obra pública, Blanco prometió acabar con "la cultura de cambio", modificando los pliegos de concursos para obligar así a las empresas a ajustar mejor el coste final de sus ofertas y evitar, con ello, sorpresas a posteriori.