Tener la casa caliente y no despilfarrar energía para evitar que se dispare la factura del gas o gasóleo a fin de mes es un desafío cada vez más difícil de conjugar. Pero es importante que lo hagamos, sobre todo ahora que estamos padeciendo unos precios de la energía desbocados.
Consejos interesantes
Estos consejos te permitirán no caer en los errores más habituales que aumentan tu factura de la calefacción a fin de mes.
Encender y apagar la calefacción muy a menudo. Uno de los primeros errores que cometemos al poner la calefacción es la encenderla y apagarla constantemente. La desconectamos cuando la vivienda o la estancia ha alcanzado una temperatura óptima, pero al cabo de un rato la volvemos a encender. Es una equivocación que supone una aumento de nuestra factura energética, ya que consume más recursos para volver a alcanza la temperatura deseada.
Abusar de las altas temperaturas. Algunas personas creen que se climatiza mejor la casa cuanto está a más temperatura. Sin embargo esto conlleva una factura más abultada y un desperdicio de recursos energéticos. Regular la temperatura a 19-20 grados (en circunstancias extremas se puede subir un par de grados y en otras más benignas, bajarlos) es siempre lo más ideal.
Encender la calefacción en todas las habitaciones Es bueno reflexionar si necesitas la calefacción en todas las estancias de la casa o puedes prescindir de ella en las que pases poco tiempo o no utilices. Si puedes apagar uno o varios radiadores lo notarás en la factura.
Mantener la calefacción durante toda la noche. Es una práctica poco aconsejable por varios motivos. Por un lado, porque dormir a más grados de lo necesario dificulta el sueño. Por otro, nuestro cuerpo baja la temperatura durante la noche y se regula gracias a la mantas o edredón, manteniendo una temperatura agradable que permite descansar apropiadamente. Por último, dado que habremos tenido la calefacción durante buena parte del día, el calor se mantendrá.
No revisar la tarifa que tienes contratada. En un mercado tan cambiante y volátil como el energético, es muy aconsejable revisarla por si puedes acceder a otra más ventajosa o incluso comparar otras ofertas de otras compañías.
Ignorar el aislamiento. Las deficiencias en puertas y ventanas pueden suponer la entrada de aire frío y corrientes que enfríen la casa, provoquen fugas de calor y derrochando energía innecesariamente.
Conservar la misma temperatura en toda la casa. Puedes aprovechar las horas de luz y de calor de algunas habitaciones y regular su temperatura. Sobre todo si en tu casa hay habitaciones que conserven mayor calor natural (por su orientación, falta de ventanas, recibir directamente la luz del sol, etc). Por ello es posible que todas no necesiten la máxima temperatura ni los mismos grados.
Desaprovechar el calor natural. Echar mano de los recursos naturales sirve para ahorrar y ayudar a combatir el cambio climático. Si tienes estancias con muchas horas de sol por su orientación éstas serán más cálidas y podrás aprovechar para regular la temperatura o apagar la calefacción.
Obstruir los radiadores. Deben estar libre de objetos para permitir al calor circular y expandirse por toda la estancia. Evitar colocar delante grandes muebles o sofás. Y si usas cubre radiadores, que sean de rejilla y dejen pasar sin cortapisas el calor.
Utilizar los radiadores como tendedero. A veces es la última solución para secar la ropa, pero también harás que baje el rendimiento del radiador e impedirás que el calor se distribuya de manera homogénea por toda la casa. Por no hablar del aumento de la humedad dentro de la vivienda.
Ventilar a deshoras. En la mayoría de los hogares existe la práctica generalizada de ventilar a primera hora de la mañana. Sin embargo, esta acción puede causar que se pierda el calor que ha acumulado la casa durante la noche ya que las temperaturas exteriores son las más frías. Por eso, el mejor momento para ventilarla es aprovechar las horas centrales del día, momento en el que el sol calienta con mayor fuerza en invierno. Y por supuesto antes de encender la calefacción.
No abrigarte. El aislamiento térmico que la ropa le proporciona al cuerpo es muy importante, y no tiene sentido buscar estar en casa en manga corta. La ropa térmica, de franela y unos buenos calcetines, así como la ropa de cama idónea para estos meses del año, son fundamentales. La temperatura recomendada se sitúa en torno a los 19 o 21 grados de día y 15 o 17 de noche. Incluso de noche, durmiendo y abrigado, se puede estar cómodo a menor temperatura.
No purgar los radiadores. El mantenimiento de la instalación es imprescindible si tienes caldera individual. También purgar los radiadores y sacar el aire acumulado, ya que el agua circulará mejor y tu radiador calentará más mejor tu vivienda.