Gabriel García Márquez puso título al que consideró su mejor libro de esta manera. La novela corta publicada por el escritor colombiano en 1961 está considerada como una de las más célebres de las escritas por el gran Gabo. En ella, un viejo coronel se mantiene en espera de la pensión que nunca llega. La vuelta del veterano Dusko Ivanovic ha significado, al menos, hasta el momento, un escaso giro de tuerca a la decepcionante trayectoria baskonista esta temporada (2 victorias en 7 encuentros entre ACB y Euroliga). Su alargada presencia no está sirviendo para paliar los problemas estructurales de la plantilla, los cuales unidos a las lesiones, han acabado por abocar a los azulgranas a uno de los mayores pozos que han socavado en su historia.

Por ley de probabilidades, el deporte profesional tiene estas cosas. Los desastres no solo acontecen a otros. Todos los equipos pasan por una crisis en un momento dado, como nos ocurre a los seres humanos. Incluso los sistemas y los paradigmas no están exentos. Hagamos lo que hagamos, estamos condenados a vivir momentos de caos y solo cabe la capacidad de adaptación, de sufrimiento y superación como respuesta para acompasarlos e interpretarlos como una oportunidad. La afición vitoriana siempre ha sido comprensiva.

Querer y no poder Los movimientos que ha traído consigo el técnico de Bjelo Polje al equipo conllevan su interpretación personal del comportamiento humano y una visión de grupo fuera del término medio y de la tendencia actual. Para quienes hemos sido testigos del entuerto sobre el albero, determinados signos nos retrotraen a un pasado tan exitoso como voraz. Es un hecho que, ante el Fenerbahce, el entrenador balcánico dejó su firma, poniendo la diferencia entre el antes y el después. Por un lado, relegó a sus dos bases al banquillo en los últimos minutos del tercer cuarto y en los primeros del último. Todo hace indicar que lo hizo porque ninguno de ellos fue capaz de apretar en defensa lo que el guion señalaba. Introdujo cambios. De esos que solo un nombre propio y un pasado pueden permitirse. Situó a un dos de uno (Janning), dejando sin una rotación exterior al equipo, y se dedicó a jugar al triple poste -por decir algo- situando simultáneamente al tresdoble formado por Shengelia, Polonara y Fall.

Hay quienes vieron en ello una solución momentánea, una idea. Pero las ideas de este tipo no nacen en un partido, sino en los entrenamientos. No es posible ni imaginar la frustración que pudieron sentir en público Pierria Henry y Sergi García al ver el partido desde el banco y no poder ayudar mientras un escolta puro detentaba el puesto de base. Pero cuando no hay más, hay que reinventarse. El castigo se ha levantado para el playmaker norteamericano frente al Gran Canaria y el Zenit -sin otro remedio-, pero la presencia de Sergi García, que vino para ayudar, sigue siendo testimonial. Por su parte, Diop, pasó de estar fuera "por decisión técnica" frente a los turcos, a ser clave en tierras claretianas. Y Fall de estrella a desaparecido por circunstancias.

La tuerca y el tornillo Cuando un entrenador llega a un equipo todas las piezas del puzle se recolocan. El rol adquirido por los jugadores hasta entonces muere y vuelve a nacer. Se regenera. Todos buscan recolocarse en la línea de salida que supone el reparto de minutos y buscan agradar al técnico en su ecosistema. Desde ahí se construye un nuevo proyecto. Apretar la tuerca hasta que se salte el tornillo puede ser contraproducente pero forma parte del sello Ivanovic, el que le hizo liderar el mejor equipo de la historia del Baskonia. Si alguien es capaz de exprimir a una plantilla es él, pero sin jugo no se puede hacer zumo. Primero hay que regar las plantas. Luego cosechar. Las prisas son malas consejeras en todo, pero desgraciadamente el deporte profesional las tiene y el Baskonia corre el peligro de quedarse fuera de los play off de la ACB y de la Euroliga. Gestionarlo puede ser frustrante. Al equipo se le sigue viendo atenazado, impotente, cansado por la acumulación de minutos en sus jugadores clave, presionado y bloqueado.

Me quedo con la duda de qué hubiera pasado si, descubiertos los problemas en forma de carencias y lesiones, se les hubiera puesto remedio en forma del fichaje de dos refuerzos serios para equilibrar al equipo. Entonces, quizás Velimir Perasovic seguiría siendo el entrenador y el Baskonia estaría luchando por sus objetivos. Si el problema es el dinero, más pérdidas puede traer quedarse fuera de la Copa o hipotéticamente de los ocho primeros en la ACB y la Euroliga. Si alguien nos los explicara, podríamos entenderlo.

Volviendo al presente y dando como bueno el símil de la realidad deportiva con la obra literaria, el viejo coronel deberá seguir esperando, en este caso, los resultados que nunca llegan.