bilbao - Vencedor en dos etapas del Giro y segundo en una etapa del Tour, Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika) viene de firmar una gran temporada, la última en las filas del Astana. Justo cuando arranca su nueva aventura en el Bahrain-McLaren, el gernikarra repasa las conquistas de la exitosa pasada campaña mientras prepara el nuevo curso, un desafío repleto de ambición.

Ha firmado un 2019 espectacular. Dos victorias de etapa en el Giro, segundo en una etapa del Tour? Mejor imposible.

-Bueno, siempre se puede mejorar. Al final, rematar la etapa del Tour, que tuve tan cerca de ganar, hubiese supuesto una gran diferencia. Pero el hecho de ganar dos etapas en el Giro fue un grandísimo logro. Fue muy especial. No soy un gran rematador, así que poder hacerme con dos triunfos en el Giro suponen un gran logro. Ha sido un año muy importante para mí.

¿Esperaba completar un curso tan bueno?

-La verdad es que tenía la ambición de dar un paso más. Ahora mismo estoy pensando en qué puedo mejorar para seguir creciendo como ciclista el próximo año. Es cierto que la temporada me salió bien. Fue un curso perfecto. Hice todo según lo planificado y los resultados me acompañaron. Es difícil que siempre te salgan las cosas tan redondas, tan rodadas.

En su paso por el Astana se ha demostrado que es un ciclista que continúa creciendo.

-Sí. Yo llegué relativamente tarde al ciclismo, prácticamente en juveniles. Los primeros pasos fueron bastante rápidos. Cogí un buen nivel desde que empecé a competir. En amateur hice dos años y pasé a profesionales. Después estaba estudiando y no tenía la vida de un profesional y en ese sentido creo que la progresión ha ido más lenta, pero siempre ha sido constante. Con esa progresión lenta pero constante estoy alcanzando un buen nivel. Tengo la convicción de que como esa progresión ha ido atrasada todavía tengo margen de dos o tres años para buscar mi máximo potencial.

Es usted es un corredor asentado.

-Sí, asentarme era la tarea que tenía pendiente del año pasado. En 2018 conseguí ser sexto en la general del Giro y ganar una etapa en Dauphiné, mi primera victoria en el WorldTour. Ese año fue un antes y un después. Lo que buscaba en 2019 era lograr una victoria de etapa en una grande. Son logros complicados de conseguir, cuesta llegar a ellos. Poder lograrlos me han dado tranquilidad. Noto que me he asentado. No es una tranquilidad en el sentido de acomodarme, porque tengo ambición para conseguir logros importantes.

¿Con qué momento de la campaña se queda?

-Me quedo con el segundo puesto en la etapa del Tour. Es una de esas espinas que se te quedan clavadas y te hacen seguir con la ambición de intentar conseguir esos objetivos. Te hacen mejorar. Podría decir que me quedo con las dos victorias del Giro, que fue el momento más dulce, pero elijo el segundo puesto en la etapa del Tour. En su momento me dolió bastante, pero creo que será valioso para seguir con la ambición de obtener nuevos logros.

¿Cuántas veces ha rememorado aquella etapa?

-La verdad es que no la he visto muchas veces. Da rabia recordar el momento o analizar lo que hice o lo que dejé de hacer. Mucha gente ha opinado sobre lo que tenía que haber hecho. Todos tienen sus teorías y yo tengo la mía. En aquel momento, intenté gestionar la situación de la manera más fría posible, sacando mis cálculos e intentado sacar el máximo provecho. Tácticamente hice lo que más me convenía.

Debutó en el Tour de Francia. ¿Qué le pareció la experiencia?

-Más allá de lo deportivo, lo que más cambia respecto a otras carreras es todo el circo que le rodea, que le da una grandísima magnitud al espectáculo. En lo que a la carrera hace referencia, no es que sea mi preferida en cuanto a recorrido, pero tenía muchísimas ganas de debutar en el Tour. Fue importante conocer el Tour a la hora de planificar futuras temporadas. Fue un experiencia de aprendizaje.

En el Giro venció en L'Aquila con una lección táctica. En el Croce d'Aune-Monte Avena se impuso entre los mejores de la general. ¿Cuál de los dos triunfos elegiría?

-No lo sé. Con la primera porque fue la primera y con la segunda por la manera en la que se dio. Bueno, tal vez me quedaría con la segunda por la dureza de la etapa. Era la etapa reina y poder rematarla con los rivales que había le da un plus. Era la selección de los hombres de la general y poder ganarles ahí fue algo espectacular.

El próximo año estará en el Bahrain-McLaren. Es un proyecto ambicioso a tenor de lo conocido hasta ahora.

-Sí, es un proyecto superambicioso que llega con las intenciones claras de brillar en el Tour. Los medios que están poniendo a nuestro alcance están a la altura de las ambiciones. A veces puedes vender la moto diciendo que quieres ganar el Tour y pelear por la mejores clásicas, pero si no pones los medios no es algo realista. Creo que ha sido una buena elección. Tendré mi espacio en el equipo. Estoy con mucho optimismo antes de empezar la temporada. Además, cambiar de equipo supone otro aliciente.

Es indudable que su cotización ha subido estos años. Se rumoreó que el Ineos le siguió la pista.

-Existen todo tipo de rumores. La realidad es que hay pocos equipos que hacen una apuesta formal y Bahrain-McLaren hizo una apuesta firme. Fueron los primeros. Ellos mostraron muchísimo interés por mí y me hicieron una propuesta deportiva que me gustó desde el principio. Además, estaba en contacto con Mikel (Landa) que también se marchaba al Bahrain. La decisión fue bastante fácil.

¿Qué espera de la próxima temporada, es un reto para usted?

-Sí que es un reto porque es una campaña muy centrada en el Tour. Cuando tienes que apuntar al centro de la diana y llegar bien a un solo objetivo en el año, no me gusta especialmente. Yo soy más un corredor de hacer un calendario muy extenso y estar siempre a un nivel bastante alto, al 90-95 % de mi condición y aguantar lo máximo posible. Este año va a ser importante llegar al 100 % al Tour. Lo demás no tendrá tanta importancia. Ese será el reto para mí.

Entiendo que no será sencillo cambiar la forma de correr.

-Será como meter todos los huevos en la misma cesta. Obviamente habrá otras oportunidades y carreras en las que vaya con intenciones de disputar, pero va a ser importante no fallar en el Tour, es el objetivo.

¿Tiene asignado el rol en su nuevo equipo?

-Mi rol principal será ayudar a Mikel en el Tour. Como siempre que llegas a un equipo nuevo, no es que se empiece de cero, pero hay que demostrar un poco más y ganarse la confianza del resto del equipo. Tengo que ganarme mi espacio para tener oportunidades, bien sea en vueltas de una semana o en carreras de tres semanas.

Además del Tour, usted también mirará a otras carreras.

-Sí, claro. Están la París-Niza, la Tirreno, en la que espero llegar en buenas condiciones y tener un buen estado de forma para la Vuelta al País Vasco, una carrera que siempre me gusta hacer bien. Después haré las Ardenas. Tras el Tour, veremos si estoy con garantías de ir a la Vuelta a España con algo más de libertad y tener mis oportunidades.

Comparte equipo con Mikel Landa, con quién acudirá al Tour con la idea de conquistar la carrera.

-Sí. Es el primer año que aterrizamos en el equipo y hay que ir con un poco de cautela, pero bueno, yo creo que es un recorrido perfecto para él. El mejor que ha tenido en los últimos años, sin duda. Hay que intentar aprovechar la oportunidad.

¿Cuentan con opciones reales de desbancar al todopoderoso Ineos en el Tour?

-Creo que hay que hacer las cosas mejor de lo que se han hecho hasta ahora y con eso veremos si tenemos margen de mejora para llegar a la altura del Ineos. Va a ser complicado, pero si los recursos y el trabajo están a la altura de las ambiciones que tiene el equipo, probablemente podamos estar cerca.

¿Qué corredores le han sorprendido en 2019 y qué dorsales habrá que seguir en 2020?

-Me ha sorprendido Pogacar y creo que va a tener presencia en los próximos años. Otro de los que me ha sorprendido ha sido Bernal. No me esperaba que fuera a ganar el Tour siendo tan joven. Físicamente no tenía ninguna duda de que tenía un Tour en las piernas, pero no esperaba que lo consiguiera tan pronto. Hizo un Tour impecable, sin errores. También me ha llamado la atención Roglic, que se ha consagrado. Es capaz de ganar grandes vueltas. No falla y es superseguro.

¿Qué opinión tiene sobre el fenómeno Evenepoel?

-Para alguien que ha tenido una progresión tan lenta como yo, que me ha costado muchísimos años conseguir este nivel, es impactante ver a un Evenepoel ganando la Clásica de San Sebastián en su primer año. Para mí, un logro así era impensable hace unos años. Estar así con 19 años es algo increíble. Me rompió todos los esquemas. Creo que es un corredor que puede conseguir cualquier objetivo que se proponga. Si tiene la progresión que tiene que tener alguien de su edad, podemos estar hablando de alguien que pueda estar peleando por clásicas, pero también por vueltas de tres semanas.

¿Sueña con disputar los Juegos Olímpico de Tokio?

-Sí. Es una ilusión que tengo para 2020. Me encantaría poder estar allí. Vivir esa experiencia. Pero sé que habiendo solo cinco plazas va a estar muy complicado ir allí. Si somos capaces de igualar o mejorar la pasada temporada, no pierdo la esperanza. Ojalá pueda tener la oportunidad.