BILBAO- Iker Irribarria (Arama, 1996) comenzó con dudas el Campeonato de Parejas; sin embargo, a medida que avanzan las semanas de competición va encontrando su mejor versión sobre la cancha. Si bien al inicio del torneo su dueto con Beñat Rezusta se presumía favorito absoluto a la txapela, los de Aspe han tenido que trabajar para sumar puntos.

Hace dos semanas se encontraban en la cola de la clasificación con una sola victoria en tres partidos. Han encadenado dos triunfos consecutivos y la situación ha cambiado totalmente.

-Está claro. Hemos jugado dos partidos serios y hemos dado un paso hacia delante; no solo en puntos en la clasificación, sino en confianza. Hemos trabajado dos semanas en eso, hemos creído en nuestras posibilidades y han salido las cosas. Estamos a gusto ahora mismo; sobre todo, después de cómo comenzamos.

La realidad actual es que se encuentran con tres puntos en cinco partidos y han enderezado el rumbo tras el 5-22 que recibieron en su primer compromiso ante Jaka-Zabaleta.

-Este es el camino. Somos conscientes de que no empezamos bien, en el segundo partido ganamos con muchos apuros y el tercero lo volvimos a perder. No obstante, de ganar uno de tres a ganar tres de cinco cambia mucho la película. Estamos mejor. La dinámica es buena.

¿Fue un golpe gordo el 5-22?

-Está claro que sufrimos. El que no sufra recibiendo un 22-5 es que no lo siente mucho. También éramos conscientes de que era el primer partido, que acabábamos de comenzar y que si teníamos que hacer uno malo, mejor el primero. Le dimos la importancia que debíamos darle.

Ganaron el segundo encuentro y pudieron pasar página.

-Sí. Somos un pareja que lleva ya mucho tiempo jugando juntos. Hay confianza para decirnos qué hacemos bien y qué hacemos mal. Esa capacidad de crítica con el compañero es importante.

En cualquier caso, se van encontrando mejor a medida que avanzan las jornadas.

-Sí. Era difícil encontrarse peor que en el primer partido. Nos dieron para el pelo. Seguimos entrenando y vamos mejorando.

Se les puso la etiqueta de favoritos al inicio, pero esto es más complicado de lo que parece, ¿no?

-Estoy acostumbrado. Cuando llega el Manomanista, siempre soy favorito y, en parejas, todo el que juega con Zabaleta o Rezusta, también lo es. Creo que ahora mismo marca más el zaguero que el delantero. Sin embargo, el favoritismo no da puntos. Hay que demostrarlo. Tenemos que sumar y está todo muy reñido.

El pasado sábado en Lekeitio se le vio más a gusto. Tuvo más oportunidades para entrar y acertó.

-Jugué como debía de haber jugado. Contra Ezkurdia-Martija me salió todo y la semana siguiente arriesgué y no pasó lo mismo. Cuando te salen las cosas, te dicen que tienes que jugar así; si no, que andas precipitado. Sabemos ya cómo funciona esto. Hay que ser conscientes de que no siempre salen las cosas, todos los días no son fiesta.

Con todo, el juego que a priori deben desplegar es el de castigar atrás, con paciencia, y rematar en las situaciones claras, ¿no?

-Sí, pero hay momentos en los que hay que colaborar con el compañero o recibir ayuda. Siempre intentas hacer eso, pero si no estás en el punto bueno, te cuesta más.

¿Cómo se está encontrando personalmente en el Parejas?

-Más o menos como reflejan los resultados. Empecé con dudas. Pasé dos semanas muy duras antes del campeonato, en las que no sabía si iba a estar dentro o no. Se pasa mal. Después, hay que darle la vuelta y estoy satisfecho con los dos últimos encuentros.

Sin duda, no tiene que ayudar sentirse en la cuerda floja a la hora de preparar un campeonato.

-Está claro. Personalmente lo pasé mal. Llegué a la final del Parejas y saqué la txapela del Manomanista y que se te ponga tanto en duda duele mucho. La decisión no está en mis manos. Lo que sí puedo hacer es hacer las cosas lo mejor posible para no volver a esta situación. Intentaré hacerlo mejor el año que viene. Espero no regresar a lo mismo. Una cosa es no saber con quién vas a jugar y otra muy distinta, si vas a jugar o no. Cuando te acostumbras a competir, estar en el dique seco hubiera sido doloroso. Eso sí, también me alegraría por Erik y Danel, que me parecen dos grandísimos pelotaris que han demostrado que tienen su hueco.

Continúe.

-Ves que los demás también están jugando bien, pero que tus títulos y tu año en global están ahí. Se le da más importancia al final de verano y al Cuatro y Medio que al resto de la temporada. Eso duele.

Juega junto a Beñat Rezusta el domingo en el Bizkaia de Bilbao contra Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea. ¿Cómo ve a sus adversarios?

-Fíjese, eran la otra pareja favorita sobre el papel. Aimar va de menos a más y contra Altuna III realizó un auténtico partidazo. A Urruti quizás le está costando ponerse. Lo que sí está claro es que hay que ganarles, porque pierden poca pelota. Igual hay otras parejas en mejor momento, pero son consistentes. No tenemos que perder pelota en exceso.

¿Qué material habrá en el partido de Miribilla?

-Las dos parejas elegimos pelotas distintas. Por el tipo de juego que tenemos nos gusta otro tipo, pero no hay ni muy vivas ni muy bajas. Mencionaría que durante el Parejas se está viendo que el material va poco a poco hacia abajo. Desde mi punto de vista, esa es la tendencia. No creo que haya habido mucha pelota en este Parejas.

¿Prefiere más?

-No se trata de eso muchas veces. Me refiero al tipo de pelota, que sea del que cuesta mover y no se gasta tan rápido. En ese último aspecto estamos todos de acuerdo y no tienen culpa los intendentes. Hay pelotas que piensas durante la elección que tienen brillo y que pueden durar, pero luego en dos tantos se quedan en nada. Si eres un manista de golpe, como nosotros, nos cuesta acabar el tanto y no podemos dominar del modo que queremos. En este sentido, todos los pelotaris estamos de acuerdo en que el material se gasta rápido. Cambiar eso sería mejor para el espectáculo.