Lo bueno de una derrota tan contundente como la cosechada por el Baskonia en Lyon es que, apenas 48 horas más tarde, dispone de una inmejorable oportunidad para redimirse y curar las heridas abiertas. Tras un batacazo de este calibre, siempre se impone una reacción. Pues bien, el derbi vasco es un partido lo suficientemente atractivo –e incluso morboso– para disipar las posibles dudas y retomar la senda de la victoria en la Liga ACB, aunque el buen comienzo liguero protagonizado por el Bilbao Basket también obliga a ser muy cautelosos.

Nunca es agradable hincar la rodilla, menos de la forma tan desangelada como lo hizo el Baskonia en tierras galas. Sin embargo, de vez en cuando puede venir bien una cura de humildad para regresar a la casilla de salida y recuperar los buenos hábitos. Nadie puede obviar que el vitoriano es un equipo con ciertas imperfecciones, especialmente en el juego interior ante la baja de Steven Enoch, que necesita mantener un elevado nivel de concentración en cada envite.

Puede que la incesante lluvia de elogios tras el conmovedor ejercicio de resistencia ante el Olympiacos o el épico triunfo frente al Real Madrid, el prematuro regreso de Markus Howard –queda claro que el exterior estadounidense no estaba para reaparecer tan pronto en el Astroballe– o el fichaje de Pierria Henry sumieran a todo el mundo en una nube. Visto lo visto, todos esos factores no supusieron un buen caldo de cultivo para afrontar un partido tan exigente como el del Asvel.

El cuadro francés, exuberante en la vertiente física y atlética, recordó al Baskonia que no puede perder la humildad en ningún instante si quiere ser un bloque competitivo en esta temporada. La pasividad defensiva, la debilidad en el rebote y la falta de clarividencia en ataque condenaron al cuadro de Joan Peñarroya, el primero en hacer autocrítica tras la cornada del viernes.

Para que esa negra velada ante el Asvel quede en el recuerdo como un simple accidente, el Baskonia busca esta noche –casi en horario discotequero– un triunfo que le asiente en la zona de privilegio en la ACB. El objetivo no es otro que recuperar las señas de identidad y ser nuevamente un conjunto reconocible. Y es que urge reencontrarse con esa chispa, ese elevado ritmo en transición y ese baloncesto electrizante que le han permitido cuajar un brillante inicio de campaña.

Hakanson y Withey, los peligros

El Bilbao Basket carece del físico del Asvel, pero también será un anfitrión con el cuchillo entre los dientes en su hogar de Miribilla. Los hombres liderados por Jaume Ponsarnau arrancaron esta edición liguera como un auténtico cohete y, de hecho, se encaramaron incluso al liderato tras tumbar al Joventut, Real Betis y Valencia Basket.

Sin embargo, las dos recientes derrotas a domicilio ante el Granada y el Breogán han bajado a la tierra al conjunto vizcaíno, que a las ausencias ya conocidas de su killer Goudelock y Rigo añade las dudas de Radicevic y Sulejmanovic.

Baskonia y Bilbao Basket se ven las caras por segunda vez este ejercicio tras el enfrentamiento en la final de la Euskal Kopa que se saldó a favor de los alaveses por un ajustado 87-91. Un partido presidido por las alternativas en el marcador, si bien la mayor calidad azulgrana se puso de manifiesto en la recta final del encuentro.

El Bilbao Basket ha sustentado su prometedor arranque de curso en dos jugadores como Hakanson y Withey. El base sueco ha dado un paso al frente en el timón promediando 12,2 puntos y 6,2 asistencias, mientras que el pívot estadounidense brinda solidez a la pintura con medias de 12 puntos y 6 rebotes. Adam Smith, relevo del lesionado Goudelock, ha perdido mucha precisión desde la línea del 6,75 en los dos últimos duelos con 3 triples de 15 intentos.