El Eurobasket 2022, que se está celebrando simultáneamente en la República Checa, Georgia, Italia, y Alemania, está dando mucho que hablar tanto por lo positivo, con partidos espectaculares y la reunión de la élite del baloncesto mundial con jugadores como Jokic, Doncic, Antetokounmpo o Gobert, como por lo negativo, ya que son varios frentes los que tiene abiertos la FIBA por quejas de las selecciones y los jugadores sobre la organización del evento, el calendario y los graves errores arbitrales.

El problema más sonado y que mayor trascendencia está teniendo en el transcurso de la competición son los errores de los colegiados, algunos de ellos surrealistas como el cometido durante el Lituania-Alemania del pasado domingo. En el tercer cuarto de aquel duelo, en el que la Lituania del baskonista Giedraitis se jugaba gran parte de sus opciones de clasificarse para octavos, se señaló una falta técnica al seleccionador alemán Gordon Herbert después de una falta de tiro a Valanciunas, pero los árbitros se olvidaron de conceder el tiro libre de la técnica, el pívot lituano lanzó solo los dos que le correspondían por la falta y el juego siguió.

Tras las protestas del banquillo lituano y conscientes de su error, los colegiados propusieron que se lanzara al final del encuentro, pero con 89-89 los alemanes se negaron y se fue a la prórroga, en la que Lituania cayó derrotada. Los tres árbitros han sido expulsados de la competición después de ese incidente, lo que se entiende como la admisión del error por parte de la FIBA, que también tiene otro frente abierto con el Turquía-Georgia, en el que se perdieron 22 segundos de reloj durante una trifulca entre Sanadze y Korkmaz, que luego no se recuperaron.

Ataman, no sin razón, protestó ya que sin ese inconveniente Turquía habría tenido la última posesión del partido y podía haber evitado la prórroga, que luego perdió. Con estos dos fallos garrafales, no es de extrañar que se esté poniendo en duda el criterio de la FIBA para elegir a los árbitros, ya que los de la Euroliga están vetados debido al conflicto existente entre ambas organizaciones. Jugadores como Hezonja o Doncic también se han quejado de los árbitros. “La FIBA debería hacer algo”, dijo el segundo.

TRIFULCAS Y LESIONES

La polémica con el Turquía-Georgia no termina ahí, ya que tras el suceso la federación turca denunció una agresión a Korkmaz por parte de jugadores georgianos e incluso la policía local en el túnel de vestuarios, amenazando con retirarse del torneo. El exbaskonista Tornike Shengelia ha defendido otra versión diferente: “Cuando un conflicto comienza en la cancha debería quedarse allí y no pedir a los oponentes delante de sus familias que sigan la pelea en los vestuarios. Además, una vez en el túnel nos llamaron todo tipo de cosas e hicieron gestos para que fuéramos con ellos a pelear”. Además, según Toko, las declaraciones de Turquía han provocado “insultos y amenazas de muerte de sus aficionados hacia los jugadores georgianos y sus familiares”. La seguridad, en cualquier caso, no estuvo bien, ya que la reanudación se retrasó 15 minutos por el lanzamiento de vasos con bebida de la grada a la cancha.

Por último, el técnico turco Ergin Ataman también ha protestado por la “inadecuada” comida que reciben los jugadores en el hotel, mientras que Evan Fournier, una de las estrellas de la selección francesa, ha llamado la atención al torneo por el poco descanso entre partidos, “muy intensos y físicos por todo lo que hay en juego”, lo cual pone a los jugadores en peligro de lesionarse. Lo que está claro, atendiendo a los hechos, es que el torneo tiene bastante margen de mejora.