l chavalín es la viva representación del pádel alavés, vasco y del estado. Es Puro y Puto Pádel, las dos cosas. Jon García-Ariño, bilbaíno (20-12-71) y patatero reconvertido en cuanto se vino para aquí a los tres años, es pádel hecho carne aunque no quiere para sí los méritos. Al menos, compartirlos “con los Ron, todos los presidentes: Javi Ron, Íñigo Vidal-Abarca, Alberto Roth, Adriana Barrena y Jonatan Posse y, los fundadores/creadores del CAP, motor, impulsor y difusor del pádel alavés: Gonzalo Medrano, Mikel Okiñena, Josetxu Peña... todos esos, y quizá otros pocos, son la piedra, la base y fundamento de nuestro pádel”.

Fue tenista antes que nada. Hecho y moldeado por Isa del Campo, nuestra reina, Jesús Mozas y los Churruca, Javi y Santi. A pleno rendimiento hasta los 23, aunque con 18 y 19 años empezara a cubrir alguna que otra baja “en esa cosa que llamaban pádel”, lo que acabaría por ser y formar parte de su vida profesional y personal. “Hoy en día”, dice, “por fin, podemos decir que el pádel europeo ha despegado” y señala a Francia, Italia y Suecia como potencias que han ido sumando adeptos aprovechando “la inercia que les hemos inyectado desde la española, que mantiene una ventaja sustanciosa en cuanto a calidad y cantidad”. El primero trofeo lo ganó con 15 años al lado de Álvaro Verastegui en el provincial de su categoría. Cinco años más tarde se convertiría en el mejor tenista alavés, con victorias ante jugadores top 100 y un lugar entre los mejores del ránking nacional. Estrenó la década de los 90 convirtiéndose en monitor, entrenador y juez de tenis y la terminó completando el mismo recorrido en la nueva disciplina.

Desde 1995, con el nacimiento de la FAP, el pádel se convierte en objetivo. Su gran proyecto. “Me cazó para la causa Aniel-Quiroga”, confiesa. Compaginó estudios -es Ingeniero Industrial-, trabajó en labores de planificación en Mercedes y primeras responsabilidades en el pádel de su club, en La Peña, hasta que se decidió por el deporte en el 97. Sólo pádel, más aún cuando Koki Martí le sedujo para entrar a formar parte en el grupo de Formación de la FEP; “estaba visto que ese iba a ser el destino de mi vida profesional”. Aquel deporte en pañales, cuya área de formación apenas apuntaba algunos trazos, fue llenándose de contenidos, experiencias y logros que ahora sirven para relanzar este deporte por toda Europa. En 2005 se estrena como seleccionador nacional de menores y en apenas cinco años se convierte en el máximo responsable de la absoluta, a la que lleva a su cénit con el mundial de 2010 en Méjico, “una quimera, algo que no creíamos posible”. Cosecha además, 11 títulos mundiales sub-18 con España, el mundial de chicas en 2014 y el de veteranos en el 18. “En Europa no conocimos rival”, culmina.

Con Pipi RonPipi, pareja indiscutible hasta su marcha a Marbella, con quien disputara torneos locales, regionales y nacionales, tiene la oportunidad de jugar el mundial de Francia en el 2000. Un par de años después repetirá la experiencia junto a Eloy Arriola en Méjico DF. A los 30 le llegó la plenitud. Nadie podía con él. 24 títulos provinciales, tres años número 1 del ránking vasco, victorias en el circuito autonómico y un quinto puesto en el nacional con Gabi Ceretani de pareja, además de títulos por equipos, de veteranos, en casa y a nivel estatal, le han convertido en un jugador de palmarés único, deportista consagrado que, a los 30, vivió su gran momento en la élite.

Lideró el proyecto de Padeleku desde 2010 y, en 2016, se embarcó en la nave de Pádel Ebro, donde la cantera mirandesa ha alcanzado cotas impensables hace unos años. Le gustó Belasteguín -“en cuanto le mirabas ya sabías que te tocaba perder”, reconoce-, se siente orgulloso de Guillermo Lahoz y alucina con el ascenso de Paquito Navarro, Lebron y Galán, a los que hizo jugar juntos por primera vez en el mundial de 2018, “hasta convertirse en la mejor pareja”.

Ha sido, todavía es, el más puro representante del “puto pádel”, ese deporte en el que ser listo, zorro, competitivo y trabajador es casi más importante que dominar los talentos. Es un puteador nato, pero ante todo es la imagen, la viva representación del pádel puro, la cabeza pensante, formador, preparador, conferenciante y líder de generaciones de jugadores. La correa de transmisión de nuestro pádel. Precursor. Ideólogo. Puro pádel.l