Cuando Pep Guardiola tumbaba la épica madridista con una superioridad incontestable. En un duelo que sintió sentenciado el Manchester City con el tanto de Mahrez, el Real Madrid de los imposibles protagonizó una nueva remontada para la historia, con un doblete en un minuto del tiempo añadido de Rodrygo y el tanto de penalti de Karim Benzema en la prórroga, para acceder a la final de París tras la última noche mágica de una Champions inolvidable para el Bernabéu.

No es solo épica. Es corazón, es fe en sus posibilidades hasta el último suspiro. Es fútbol. Es la herencia de un gen único, un adn especial que se transmite de generación en generación. Sin Casemiro, Kroos ni Modric ya en el campo. Con un puñado de jóvenes sin miedos y a los que no pesa el escudo, el Real Madrid impuso su historia cuando lo tenía todo perdido. El único equipo del mundo capaz de repetir remontada en cada eliminatoria hasta la final. Realizando un nuevo giro de tuerca con dos tantos en el tiempo añadido cuando parecía sentenciado.

En una Champions en la que se asomó en varias ocasiones al abismo, Ancelotti sintió que un tanto del City era la sentencia definitiva. En el intercambio de golpes, en la locura del Etihad, nunca vio a su equipo superior. Y se protegió de inicio. Pese a jugar en un Bernabéu encendido como nunca, su plan fue Fede Valverde para llegar con vida al momento decisivo de la eliminatoria, el último cuarto.

Si cada eliminatoria europea se divide en cuatro partes, solo hay un equipo del mundo que le sirva ganar una y ser superado en las tres restantes. Se pudo ver ante el PSG, cuando media hora sirvió para añadir una nueva remontada a la larga lista que da forma a la leyenda. Y ese fue el plan de Carletto, que plantó un bloque bajo y un excesivo respeto a un City con una identidad definida, con ese inconfundible sello Guardiola que tan bien conoce el Bernabéu.

Para derrotar a ese estilo Guardiola no basta con corazón, que le sobra al Real Madrid, se le debe añadir un fútbol de calidad aderezado con acierto en la definición. Y de eso, que exhibió en el Etihad, careció el equipo de Ancelotti hasta el último suspiro de una segunda parte en la que protagonizó el cambio de identidad esperado.

Antes, el Real Madrid se tambaleó con el paso al 4-3-3 que le costaba un tanto en contra que parecía decisivo. Cuando se antojaba que no había espacio para el enésimo milagro, levantó la eliminatoria en el tiempo añadido. En un minuto mágico Rodrygo lanzó dos zarpazos para la historia.

En ese escenario ya nadie puede con un Real Madrid sobrado en el físico y con un carácter competitivo inigualable. La primera de la prórroga la perdonó Benzema y a la segunda fue derribado por Rubén Dias, que llegó tarde y cometió penalti. No perdonó el máximo goleador de la Champions. El milagro ya era realidad.

REAL MADRID Courtois; Carvajal, Militao (Vallejo, m. 116), Nacho, Mendy; Casemiro (Camavinga, m. 75), Kroos (Rodrygo, m. 68), Modric (Marco Asensio, m. 75), Fede Valverde; Vinícius (Lucas Vázquez, m. 116) y Benzema (Ceballos, m. 104).

MANCHESTER CITY Ederson; Walker (Zinchenko, m. 72), Rubén Dias, Laporte, Joao Cancelo; Bernardo, Rodri (Sterling, m. 99), De Bruyne (Gundogan, m. 72); Mahrez (Fernandinho, m. 85), Gabriel Jesús (Grealish, m. 78) y Foden.

Goles 0-1, m. 73: Mahrez. 1-1, m. 90: Rodrygo. 2-1, m. 92: Rodrygo. 3-1, m. 95: Benzema de penalti.

Árbitro Daniele Orsato (ITA). Amonestó a Modric, Carvajal, Valverde, Laporte, Sterling y Zinchenko.

Estadio Santiago Bernabéu ante 63.500 espectadores.