- Tras once meses lesionada, y con las dudas de la inactividad en un circuito internacional cada vez más exigente, Carolina Marín demostró su fortaleza, coraje y talento para ganar en Madrid su sexto Europeo consecutivo -un trono continental del que no se baja desde 2014-, al vencer en 41 minutos ante la escocesa Kirsty Gilmour, por 21-10 y 21-12.

Carolina Marín sufrió una grave lesión durante un entrenamiento el 28 de mayo de 2021 y fue operada unos días después, el 4 de junio, de una rotura del ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de la rodilla izquierda. Esa lesión, la segunda grave tras la sufrida en 2019 en la otra pierna, la derecha, la privó del sueño olímpico en Tokio y también del Mundial en su casa, en Huelva.

“Caí muy bajo y me costó cambiar el chip de pensar que quizá los de Tokio no eran mis Juegos. Entonces comencé a pensar en la recuperación sin saber que el Europeo de este 2022 sería en Madrid”, dijo la jugadora, que también sufrió la consecuencias del COVID-19 a principios de este año, cuando la ciudad finlandesa de Lahti renunció al campeonato continental y su testigo lo recogió Madrid.

El pasado 26 de abril, justo once meses después de la lesión, Marín reapareció en Madrid, en la pista municipal de Gallur, con una expectación inusitada en las gradas, abarrotadas en cada partido que ha jugado la onubense en el Europeo.

La vigente campeona continental, que no pierde un partido en un Europeo en los últimos diez años, desde 2012, saltó a la pista dispuesta a defender su reinado continental ante la checa Katerina Tomalova. Después se deshizo de la ucraniana María Ulitina, de la danesa Line Hojmark Kjaersfeldt, de la turca Neslihan Yigit y, en la final, de la escocesa Kirsty Gilmour.

Una reaparición soñada. Así se podría calificar este Europeo para Carolina Marín, cuya ambición no tiene límites. “Aquí empieza el camino para París 2024”, confiesa.

Al término del encuentro, Carolina Marín comentaba desde el centro de la pista: “Quería dar las gracias a cada una de las personas que están aquí porque ha sido increíble jugar en Madrid. Este oro lo he ganado yo pero también todo el equipo y sin todos vosotros no lo hubiera conseguido”.

“El oro era volver a competir y lo he hecho. Estoy aquí, he vuelto. La lesión está olvidada. Ahora mi sensación es de felicidad, no solo por ganar el campeonato, que es consecuencia de lo que uno hace, sino por todo lo que significa”, confesó.

“Este campeonato se lo dedico a todo mi equipo y a una persona en especial, mi padre, que es el único que no ha podido estar”, comentó Marín, que en el podio miró al cielo y no pudo evitar las lágrimas.

Además, desveló que en el abrazo que se dio con su entrenador, Fernando Rivas, al término del partido, solo se dijeron una palabra: “Gracias”.

“Hemos pasado un tiempo difícil con la lesión y por eso ahora quiero disfrutar. Tengo por delante cosas muy bonitas y quiero empezar a pensar en los Juegos de París, en los que me gustaría volver a subirme al podio”, concluyó.