- Solo tiene 18 años y acaba de iniciar su primera temporada en categoría sub-23, pero no resulta nada descabellado considerar a Haimar Etxeberria (Irun, 2003) el referente actual del ciclismo bidasoarra. Sin ciclistas de la comarca en el pelotón profesional, el joven corredor del filial del Caja Rural ha irrumpido con fuerza en el panorama amateur, sumando puestos de mucho mérito. Se entrena para ello recorriendo, muy a menudo, parte del trazado de la contrarreloj que abrirá mañana la Itzulia en Hondarribia. Y los datos de la red social Strava pueden dar fe: Haimar ostenta el KOM (récord) de la breve pero explosiva subida al faro. ¿Se lo arrebatarán Roglic y compañía?

Nadie mejor que el propio Etxeberria para inspeccionar los 7,5 kilómetros que inaugurarán mañana la ronda vasca. Acude a la cita con las ideas claras respecto a su análisis. Y lo refrenda a posteriori, visto ya el terreno. “Todo dependerá del tiempo que haga. Sin lluvia, las diferencias entre favoritos resultarán escasas. Con el piso mojado, habría más segundos entre los ciclistas hábiles con la cabra y quienes no lo sean”. Haimar opina convencido y lo siguiente, por tanto, es consultar la aplicación meteorológica del teléfono. No se prevén chubascos para la cita.

Estudiar el recorrido de la crono tirando de mapa y perfil, sin inspeccionarlo in situ, puede dar pie a pensar en un trazado muy técnico y revirado que pondría en duda qué bicicleta utilizar. Haimar Etxeberria asegura, sin embargo, que el trazado invita “a sacar la cabra sí o sí”. “Yo lo haría con total seguridad”, añade, mostrando la ideas claras sobre cómo se emplearán mañana los mejores corredores del mundo en las carreteras de casa. “Desde la salida en la playa hasta el inicio de la subida al faro adoptarán posición aero, apoyados sobre los cuernos de la bici, y llegarán lanzados a la primera rampa. Después, mediada la ascensión, los porcentajes bajan mucho tras el cruce, y ahí volverán a acoplarse hasta coronar”. Además, el ciclista irundarra detecta superada la bajada, en la zona de las villas, “un tramo de falso llano al que los contrarrelojistas puros también sacarán partido”.

Ahí podrían abrirse segundos entre unos y otros. Aunque Etxeberria regresa al tema meteorológico para explicar dónde reside el mayor filón para establecer diferencias. “El tramo duro de la subida al faro implica un esfuerzo que no llega al minuto. Y en la calle Mayor, más de lo mismo. En cambio, si el adoquín de la zona final está mojado, se pueden dar huecos más amplios, en beneficio de los corredores que muestren mayor confianza y habilidad con la cabra. En seco, todos entrarán a la rampa a 25 kilómetros por hora. Pero sobre piso húmedo, abajo unos girarían a 20 y otros a 10. No es lo mismo. Igual que no es lo mismo dar las curvas de una u otra manera en el descenso”.

La bajada hacia la recta de meta desde Plaza de Armas implica dos giros. “En el primero, a derechas, todavía no has adquirido velocidad. Y parte del mismo la haces sobre adoquín viejo, más rugoso. La curva peligrosa es la segunda, a izquierdas y ya tras una pendiente importante. Llegas rápido y parece que la propia curva te echa la bici hacia fuera, sobre un pavé nuevo y muy deslizante con agua. Ojalá no se den muchos sustos”, repasa Haimar.

El irundarra compite hoy en Torredonjimeno (Jaén), en prueba valedera para la Copa de España, así que llegará a casa pasada la medianoche. “Mis amigos madrugarán el día de la crono para coger sitio en la subida al faro. Ya les he dicho que me guarden un hueco, que yo iré más tarde”. Asistirá desde la cuneta a una carrera que ansía disputar más pronto que tarde. Y de momento marcha por buen camino para lograrlo. “En juveniles me salieron las cosas y este invierno había entrenado bien, pero siempre te queda la duda hasta que no te ves en carrera. Además, conocía casos de gente buena que no se había adaptado al cambio de categoría”.

Haimar no parece haber tenido ese problema y acumula una segunda plaza, una cuarta y dos sextas. “Las sensaciones son buenas. Ya le he pegado al poste, así que se supone que el gol está más cerca”, concluye risueño, superado ya el disgusto con el que cerró el pasado curso. “Una avería y una caída me frustraron el Mundial y el Europeo, pruebas a las que acudí con mucha ilusión. Pero en el ciclismo no se trata solo de dar pedales, también hay que tener cabeza, y aquello ya está olvidado”.

“Los corredores no tardarán en adoptar posición aero, acoplados a la cabra, para ponerse a tope cuanto antes. Calculo que, al final de la recta que conduce al puerto pesquero, adquirirán velocidades de en torno a los 50 kilómetros por hora. Es un arranque exigente, porque no presenta dificultades técnicas y te exige lanzar la bicicleta lo más pronto posible”. La contrarreloj arrancará al final del parking de la playa de Hondarribia, junto al inicio del espigón.

“La subida al faro tiene dos partes. Y de ellas la primera es la más dura. Va justo hasta el cruce con la carretera principal y tiene 600 metros a una pendiente media del 10%, con tramos máximos del 12%. Eso sí, la recta inicial se sube prácticamente sola con la inercia que traerán los corredores. Seguirán acoplados a la bici hasta la herradura a izquierdas (imagen), donde ya deberán adoptar la posición convencional para subir rampas exigentes. Estará lleno de gente y el público les llevará en volandas”.

“Alcanzada la señal de Stop para acceder a la carretera de dos carriles, la rampa suaviza mucho y se encara una especie de recta hasta coronar. Los ciclistas regresarán a la posición aero que habían adoptado de inicio y enseguida adquirirán velocidades de cuarenta y pico kilómetros por hora. Todos habrán reconocido la crono y aquí se emplearán a fondo, sabiendo que después vienen una bajada y un breve llano para recuperar algo y tomar un poco de aire”.

“La bajada desde el faro, siempre y cuando no llueva, es sencilla. Me atrevo a decir que los ciclistas la completarán sin tocar el freno, en una carretera ancha y en buen estado. Después viene un tramo entre villas que resulta propicio para los especialistas. Aquí hay repechos suaves del 4% o del 5% que a quienes no dominan tanto la disciplina contrarreloj se les pueden hacer pelota. En zonas así se abren incluso más diferencias que sobre las pendientes más exigentes”.

“No hay canalón lateral como en Flandes, así que se trata de elegir la zona menos deteriorada para subir, agarrando bien fuerte el manillar. Hablamos de algo menos de un minuto de esfuerzo, sobre porcentajes duros en los que es difícil abrir diferencias. Si lloviera, sí las habría abajo en la cerrada curva a izquierdas para iniciar la subida, porque el modo en que la tomes determinará el impulso con el que arranques”.

“El descenso a la recta final de la crono (calle San Pedro) tiene dos curvas. Parte de la primera se da sobre el mismo adoquín rugoso de la subida, y sin adquirir todavía mucha velocidad. Justo tras este giro (se aprecia bien en la imagen), cambia el pavé a uno más nuevo y deslizante, presente en la segunda curva. Esta es más delicada, porque le precede una rampa seria y porque se realiza sobre un suelo que en mojado resultaría muy peligroso”.

“Todo dependerá del tiempo. Sin lluvia, las diferencias entre los favoritos serán escasas”

Ciclista del Caja Rural