Nadar, pedalear, correr, apagar fuegos y cambiar pañales. Así es últimamente la vida de Eneko Llanos. Desde hace poco más de dos años el día a día del gasteiztarra ha dado un giro de 180 grados. Meses antes del inicio de la pandemia, a principios de 2020, comenzó una nueva andadura laboral como bombero en el Ayuntamiento de Gasteiz, profesión que compaginaba entonces con el triatlón.

Pues bien, de un tiempo a esta parte, los cambios han ido a más. La llegada de su hija Mara hace 9 meses, más la atención que debe prestar a Jon, el mayor de la saga y que acaba de cumplir 8 años, han obligado al que fuera campeón del mundo de triatlón de larga distancia (Ibiza 2003) y segundo en el Ironman de Hawai (2008) a cambiar sus prioridades.

Ahora el triatleta prima su vida familiar. Ellos son lo primero. "Lo que al final procuramos es tener nuestro tiempo en familia. Eso por encima de todo", asegura. El triatlón ya no es lo primero. Es más, no está ni en un segundo plano. Su deporte y su medio de vida hasta hace bien poco ha caído a un tercer plano al adelantarle sus obligaciones laborales. "Ya no soy profesional. Soy semiprofesional", se sincera.

Entrenador de triatlón

No tiene tiempo para poder dedicarse en exclusiva al triatlón ya que su mujer, la también triatleta Ruth Brito, debe atender sus obligaciones en E-Tri_Eskola, la escuela del Estadio, mientras que él también tiene buena parte de su día a día ocupado con su trabajo de bombero y de entrenador de triatlón tras sacarse la titulación hace varios años, y sobre todo con las horas que dedica a su familia.

Toca organizarse como hacen la gran mayoría de deportistas amateurs, asume con naturalidad Llanos. "Tienes que compaginarlo. Lo que tiene el triatlón es que te lleva mucho tiempo. Son tres deportes y cada día quieres hacer un entrenamiento o dos y ya solo el hecho de cambiarte o de ir de un lado a otro te lleva tiempo. Es complicado, pero el triatleta aficionado de grupos de edad, se verá perfectamente reflejado porque es el día a día de muchas familias. Hay que hacer encajes de bolillos y esfuerzos por entrenar a horas, que muchas veces no son las que más te apetezcan, pero es algo que nos gusta y lo disfrutamos también de otra manera", apunta.

Ya no hay dedicación exclusiva. "No es tan profesional como antes", matiza al respecto el triatleta alavés. "Sigo entrenando y tengo intención de hacer alguna competición, pero no en el plan ni al ritmo que podría llevar hace dos o tres años. Yo ya no me puedo considerar triatleta profesional. Soy semiprofesional", insiste.

Al menos su nueva profesión como interino en el cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Gasteiz le permite "disponer de mucho tiempo libre". "Las guardias complican y si hay salidas de noche afectan, pero por lo demás la suerte es esa, que este trabajo permite compaginar bien la vida deportiva y la vida laboral", añade.

Bombero por vocación

Todo un "alivio" como reconoce el propio Eneko, quien desvela que es algo que ya tenía "contemplado" desde hace tiempo. "La idea era que fuera la continuidad a nivel laboral, una vez que el triatlón profesional ya no estuviera ahí. Era una forma de buscar una salida y a la vez tener cierta estabilidad y poder compaginar con cosas que me gustan", explica.

Y es que la de bombero es una profesión por la que siempre ha tenido "vocación" y en la que además tenía a un gran número de amigos y conocidos por lo que "la idea era que fuera la continuidad a nivel laboral, una vez que el triatlón profesional ya no estuviera ahí".

Además tras dos años de experiencia es un trabajo que le gusta, tal y como él ya esperaba. "Si la profesión en sí no te llama la atención es difícil. Es un trabajo físico, activo, dinámico, en el que tienes que intentar dominar un montón de habilidades diferentes y me llamaba la atención. Creía que me iba a gustar y el hecho de que me permitiría tener más tiempo libre, también es algo que tuve en cuenta", precisa.

De momento, la familia lleva "bien" el nuevo desempeño laboral de Eneko, ya que a Ruth también "era algo que le llamaba la atención". Además, hasta ahora, pese a que "todas las guardias son diferentes y ha habido de todo" como relata el triatleta gasteiztarra, de momento "accidentes de tráfico y cosas gordas, gordas... no". Lo más destacable hasta la fecha fue un importante incendio en la fábrica de reciclaje de Onaindia.

Eso sí, sus nuevas obligaciones, laborales y familiares les dejan "un tiempo limitado". "Entre semana andamos a contrarreloj". Nadar, pedalear, correr, apagar fuegos y, por último, cambiar pañales. Siempre a la carrera, por lo que "tiempo libre para estar con familiares y amigos hay poco", se sincera.

Los cambios de la paternidad

Es lo que toca a sus 45 primaveras. Asume Llanos con total naturalidad. "Cuando tienes niños cambia tu ritmo de vida y se lo robas a las relaciones. Esa es la parte que más se resiente.", insiste. Esa es su principal labor ahora. Más pendiente de su pequeña Mara de nueve meses y de cambiar pañales, algo a lo que ya está habituado. "A base de práctica se le coge el punto a todo", bromea.

Eso sí, hay veces que no se llega y necesitan ayuda externa, algo que Eneko quiere agradecer públicamente. "La ayuda familiar y de amigos siempre la hemos tenido. Tanto aquí como en Lanzarote con la madre y la hermana de Ruth. Procuramos no molestar y organizarnos nosotros, ya que es nuestra responsabilidad, pero siempre que lo hemos necesitado ha habido alguien dispuesto y desde aquí nuestro agradecimiento".

Antes esa ayuda era mucho más necesaria. Ahora ya no tanto. Viajan menos, algo que no echa mucho de menos Eneko. Y es que después de muchos años pasando inviernos en Lanzarote y de ahí viajando hasta Australia, Dubai y en octubre Hawai, agradecen pasar más tiempo en casa con los suyos.

Un gran cambio. Y es que el triatlón ya no está en el centro de sus prioridades. "Antes era nuestra principal fuente de ingresos y ya no". Eso sí, lo que no ha cambiado es la exigencia del alavés a la hora de afrontar los entrenamientos. Siempre dando lo máximo. "Cuando me pongo a entrenar lo hago con la misma dedicación y ganas que siempre". apunta Eneko pese a reconocer que no dispone del tiempo necesario para prepararse como le gustaría. No hay horas para todo. Sobre todo, le faltan para descansar y recuperarse ya que "cuando acabas tienes que hacerte cargo de otras cosas". Es lo que toca. Es su nueva vida.