"Me encuentro en un hotel a pie de playa, abro una cortina y está el mar. Es casi como estar en Ibiza porque encima hace buen tiempo". Julen Forniés, con el aval de casi dos décadas dedicados en cuerpo y alma al baloncesto alavés, empieza a ser una figura cada vez más reconocida lejos de casa.

La pasada campaña protagonizó un paso triunfal por los Riders de Leicester, el club más antiguo de Reino Unido con el que conquistó la Liga Británica, y ahora su espíritu aventurero le ha conducido nada menos que hasta Siria, en concreto la ciudad de Latakia, a la que llegó el pasado 9 de febrero para convertirse en la mano de derecha de Javier Juárez al frente de su selección absoluta.

Una experiencia de lo más exótica para uno de los técnicos más reputados del baloncesto alavés, que ha decidido poner sus conocimientos baloncestísticos al servicio de un país arrasado por una década de guerra civil y huérfano de una gran tradición en el deporte de la canasta. Y todo ello en pos de un objetivo que ya se encuentra entre ceja y ceja: el billete para el Campeonato del Mundo de 2023 que se celebrará en Filipinas, Indonesia y Japón.

"Todo surge a través de un amigo en común que tenemos Javi Juárez y yo. Siria estaba buscando un seleccionador, se le presenta una lista de entrenadores y apuestan por Javier. La Federación no estaba buscando un asistente extranjero, pero él sí quería disponer de un ayudante nacional. Entre varios nombres aparece el mío y aquí estoy", explica Forniés a DNA como parte del proceso que ha dado con sus huesos en Siria, cuyos dirigentes prescindieron del canadiense Jos Salerno tras sendas derrotas ante Kazajistán en el arranque de la fase de clasificación para la cita mundialista.

El vitoriano, que ha trabajado en el pasado para el Araski, Araberri y el propio Baskonia entre otros, se ha comprometido de momento para las dos próximas ventanas FIBA. En la primera se medirá a domicilio el jueves 24 a Bahrein y el domingo 27 a un rival de mayor empaque como Irán. Al país de Oriente Próximo regresará en junio para verse las caras ante estos mismos rivales, esta vez en el majestuoso Al-Fayhaa Stadium de Damasco.

objetivo claro, el mundial

El desembarco de Forniés en Siria coincide con un tiempo de tímidos cambios. El régimen de Bashar Asad, que logró resistir a las revueltas con apoyo ruso, controla el 70 por ciento del territorio. Los enclaves fuera de su dominio, en el noreste y noroeste del país, disfrutan de una frágil estabilidad en mitad de una profunda crisis económica que ha aumentado la pobreza.

En la vertiente estrictamente baloncestística, es un país que quiere crecer de la mano del estadounidense Amir Hinton, un base actualmente en la liga finlandesa que tomó el relevo de Trey Kell (Armani Milan) como jugador nacionalizado de Siria, y el gigante Abdulwahab Alhamwi, un pívot de 2,20 metros que, a juicio del gasteiztarra, "estaría ahora en la NBA si, en lugar de con 31 años, lo hubiésemos cogido con 22".

De momento, se ha llevado una grata sorpresa con el nivel de la selección. "Nadie compite fuera de Siria, pero alguno valdría para jugar en LEB Oro y Plata seguro. El equipo es mejor de lo esperado. Tienen cosas que nosotros en España, debido a la formación que tenemos, enseñamos antes. Son jugadores con calidad, majísimos, que te hacen caso y con ganas de hacerlo bien. Hemos conseguido conectar muy bien con ellos, día a día notamos una mejoría", reconoce Forniés, que se fija como aspiración a corto plazo sumar dos victorias ante Bahrein para, como mínimo, asegurar la tercera posición del grupo. Algo que permitiría a Siria avanzar hacia la siguiente fase en su camino hacia el Mundial.

De momento, el gasteiztarra no tiene mucho tiempo para hacer turismo porque, tal y como confiesa, "estoy hasta arriba de trabajo". Julen, cuya química con Juárez -a quien no conocía de nada antes de embarcarse en esta aventura más allá de haberse enfrentado en dos ocasiones en LEB Plata cuando dirigían al Araberri y Guadalajara, respectivamente- es total, está enfocado en labores como el scouting de los rivales, el trabajo defensivo o la mejoría de la técnica individual de los jugadores.

"Me ha dado libertad y me deja hacer de todo. He hecho muy buenas migas con él. No tenemos más que 15 días para entrenar y hay que correr. Metemos mucho volumen de conceptos en poco tiempo pero los chicos lo han cogido bien", revela Forniés, quien este verano recibió una tentadora oferta de un club de la ACB para liderar un proyecto en el extranjero que, a la postre, no fructificó.

A sus 35 años, el gasteiztarra promete convertirse en una figura clave a la hora de recomponer una selección nacional que desde hace dos años participa nuevamente en los torneos oficiales y aspira a recuperar la normalidad.

Fuera del baloncesto, Forniés asegura que las secuelas de la guerra son visibles. "Se nota contraste en las calles. Hay sitios que están muy bien y, en cambio, otros edificios abandonados. Se estarían construyendo y la cosa se quedó ahí, ese trozo de cemento a medio levantar pues ahí está. Las fachadas son feas pero los recintos por dentro están muy bien. Te encuentras un Aston Martin que casi no vemos en Vitoria y luego un niño en la extrema pobreza pidiendo dinero. Eso sí, la gente es muy agradable, te integras rápido", confiesa este técnico vitoriano convertido ya en un nómada del deporte de la canasta.

De momento, el mes de julio es la fecha de caducidad del contrato firmado por Forniés con los rectores de la Federación siria, que eso sí le han prometido ampliar el vínculo si el objetivo del pasaporte mundialista termina haciéndose realidad.

"He hecho muy buenas migas con Javi Juárez, me da libertad y me deja hacer de todo"

Entrenador vitoriano en Siria

"Aquí encuentras un Aston Martin que no ves en Vitoria y luego un niño pobre pidiendo dinero en la calle"

"Hay un pívot de 2,20 al que si hubiéramos cogido con 22 años estaría ahora en la NBA"

"Son jugadores de calidad, majísimos y con los que he conseguido conectar muy bien"