- Rafa Nadal trató de mantener la compostura tras hacer historia en un partido que le dejó “destrozado. Casi no tenía ni fuerzas para celebrarlo”. Llegar a los 21 Grand Slams no le hace perder la cabeza. No negó que es un objetivo, “no una obsesión”, porque “todos queremos ganar, pero sea quien sea el que más gane, creo que todos hemos cumplido nuestros sueños. Hemos superado nuestras expectativas”. Tampoco piensa en si esto le coloca como el más grande de la historia. “No me importa eso, lo que me importa es poder tener noches como esta después de haber tenido conversaciones con mi equipo porque no sabía si podría volver a jugar”, aseguró.

También reconoció el tenista balear que este título del Abierto de Australia “es el más inesperado de mi carrera, significa mucho para mí, pero premia todo el trabajo que he hecho con mi equipo y los que me rodean para estar aquí”. “Antes de venir habría dicho que este era mi último Abierto de Australia, pero ahora hay suficiente energía y fuerzas para seguir compitiendo”, comentó. Respecto al partido, reconoció que perder el segundo set “fue duro de aceptar” y que el momento crítico, “casi de match-ball”, fue salvar un 0-40 en el sexto juego del tercer set. “Lo que no podía hacer era no luchar. Me mantuve con la cabeza fría hasta el final”, sentenció.