El expelotari navarro Mikel Goñi reapareció públicamente por primera vez desde que ingresara en prisión en verano de 2018. Tras cumplir tres años y dos meses de su condena en la prisión de Zaballa, el baztandarra se pasó por el programa de ETB1 Abiapuntua para sincerarse sobre su paso por la cárcel: "En los momentos malos es cuando se ve quién está a tu lado y yo me he llevado sorpresas positivas".

Durante su estancia en la cárcel, donde "el aterrizaje es complicado", Goñi ha trabajado tanto en el economato como en la cafetería, ya que se sacó el título de cocinero. "Lo que quiero es llevar una vida tranquila. No hay otra, a lo hecho pecho y fuera", confesaba el de Oronoz-Mugaire, que admite que fue condenado "por no hacer bien las cosas". Con el tercer grado penitenciario, ahora disfruta de otra forma, trabajando y paseando y quedando con sus amigos de siempre.

LA CONDENA

Goñi fue condenado a 8 años y 3 meses de prisión por retener, extorsionar y agredir en 2014 a dos hombres a los que acusaba de robar unas plantas de marihuana de una vivienda que había alquilado.

La sentencia relata cómo hacia las 23,30 horas del 30 de noviembre de 2014, Mikel Goñi, acompañado del también acusado Jesús María Maya y una tercera persona no identificada, acudieron a un domicilio de Eugui y acusaron a un hombre de haber robado una plantación de marihuana de una vivienda que había alquilado el pelotari navarro. Los acusados ataron las manos del hombre con una cuerda, lo subieron a un vehículo y lo trasladaron a un descampado cercano al río en Elizondo, donde le propinaron numerosos golpes y le retuvieron hasta las 3,00 horas del 2 de diciembre.

En esa fecha, los acusados también amenazaron de muerte a otra persona, a la que exigían el pago de 10.000 euros y a la que clavaron un destornillador en un dedo y le hicieron un corte con una navaja en la mano, hasta que obtuvieron la entrega de ese dinero.

LEYENDA FRUSTRADA

Llamado desde su debut a marcar una época en la pelota, la proyección de un joven e imberbe Goñi II en el Beotibar de Tolosa en 1996 nunca llegó a materializarse. Subcampeón del Parejas con Zezeaga en 1999 y Campeón del Cuatro y Medio navarro dos años más tarde, sus meritos deportivos no fueron a más, transformando las espectativas sobre su excelsas aptitudes en constantes decepciones.

Gozó de victorias de renombre frente a pelotaris contemporáneos como Abel Barriola o Rubén Beloki. No obstante, su conducta y falta de disciplina fuera del frontón le impidieron pelear por las txapelas en la primera década del siglo XXI, dominada con mano de hierro por Olaizola II y Martínez de Irujo.

Con todo, sus sombras lejos de la cancha no han sido óbice para que sea considerado el pelotari más mediático de la historia. Su facilidad para llenar a rebosar las gradas así lo acredita. Apartado en varias ocasiones de Aspe por motivos disciplinarios, en junio de 2009 finalizó su última aventura como profesional.