- En el Dakar la victoria no siempre es sinónimo de alegría absoluta. Ganar una etapa es motivo para la felicidad, sí, pero hay veces que también deja un regusto amargo, sobre todo, para aquellos que miran más al triunfo global y están más que acostumbrados a vencer en especiales. Ese fue el caso ayer de Nasser Al-Attiyah. El piloto catarí cumplió con su estrategia a la perfección y dio una clase magistral de conducción. Dominó los tiempos de la carrera y se las ingenió para llegar a meta justo después de Yazeed Al Rajhi. Había metido algo más de tiempo a sus rivales más directos, superado otro día más en cabeza y, lo más importante, hoy no iba a tener que abrir la etapa. Objetivos cumplidos con creces. Sin embargo, el ganador del día fue sancionado por sobrepasar el límite de velocidad y Al-Attiyah se encontró con un premio que no deseaba.

"Avanzamos día a día por buen camino. Hemos intentado imprimir un buen ritmo pero nuestra intención no era abrir mañana porque no habrá motos por delante y, por tanto, no tendremos huellas que nos guíen. Pero aunque no logremos un buen tiempo mañana en estas condiciones podremos salir en buena posición el día siguiente", reconoció Al-Attiyah al terminar la prueba tras conseguir un primer puesto que ni el propio sancionado quería. "No queríamos conducir demasiado deprisa para no tener que abrir la pista mañana, dado que no nos precederán las motos, así que espero que no hayamos ganado la especial", dijo Al Rajhi sin saber todavía todo lo que iba a ocurrir después.

Al margen de la victoria por accidente de Al-Attiyah, otro de los protagonistas volvió a ser Carlos Sainz. El piloto madrileño está empeñado en plantar pelea en este Dakar pese a la enorme pérdida de tiempo sufrida el segundo día al equivocarse con el rumbo. No se rinde y cada día sale dispuesto a recortar tiempo. El de Audi tuvo la siempre complicada tarea de abrir la pista y ni con esas vio reducido su ritmo. Consiguió el mejor tiempo en cada punto de control y amenazó con meter otro bocado a la genera. Pero ayer las cosas parecían no salir según estaba planeado para nadie y Sainz también fue víctima de la mala suerte. En el tramo final y con la victoria ya en sus manos, se rompió el palier de su vehículo y eso le hizo perder tiempo, quedando relegado a la tercera posición.

A pesar del incidente final, Sainz quedó satisfecho y sacó conclusiones positivas del rendimiento de su Audi. "Vamos aprendiendo, es para estar muy satisfechos. Estamos sacando buenas conclusiones y voy cómodo con el coche, me lo imagino con 200 kilos menos y es competitivo. Ya lo es, pero si le quitamos eso, más". Hoy, tendrá otra oportunidad de recortar tiempo y tratará de aprovechar las dificultades que tendrá Al-Attiyah al salir sin referencias.

Asimismo, en la categoría de motos Joan Barreda sigue con su lucha particular de recortar tiempo al líder de la general. El piloto catalán, que alterna grandes días con errores clamorosos, está actualmente en su versión positiva y ayer volvió a brillar en las arenas saudí. Conquistó la etapa con cierta holgura, la 29 de su carrera, y aprovechó el mal día del todavía líder Sam Sunderland para dar otro bocado a la clasificación y colocarse a menos de un cuarto de hora. El segundo puesto en la especial fue para Pablo Quintanilla y tercero llegó Danilo Petrucci.

Aunque la suerte no está con el expiloto de Moto GP en este Dakar. Antes de la salida ya estuvo a punto de no poder participar por una lesión de tobillo y un positivo por covid. Finalmente logró salir, pero una avería mecánica a las primeras de cambio le dejó fuera de toda pelea. Ayer, Petrux tuvo su momento de gloria y confirmó que puede ser un piloto muy rápido también en arena. Sin embargo, un error con la caja de cambios le hizo sobrepasar el límite de velocidad al atravesar un pueblo y fue sancionado con diez minutos, quedando así fuera del que era su primer podio en el Dakar.

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