- Nire aitaren etxea defendatuko dut (Defenderé la casa de mi padre) escribió Gabriel Aresti. Un poema en el que honra a la familia a través de su hogar y sus habitaciones vitales como sede central del todo. El núcleo del ser humano. La casa como sustento del cuerpo, del corazón y del alma. El lar como fortín de la identidad. Una oda a las raíces, un canto a lo propio y a lo orgánico, a la defensa a ultranza de lo que es uno, a su herencia, a su mundo. Esa idea que Aresti supo transmitir con una fuerza conmovedora, el escudo de armas emocional de la familia, lo defendió Gorka Izagirre en su latifundio. En el lugar del nido familiar, Ormaiztegi, Gorka defendió la casa del padre, José Ramón, el hombre que inculcó a sus hijos, Ion y Gorka, el amor por el ciclocross. José Ramón, campeón de España de ciclocross en 1991 y 1992 atestiguó la victoria de su primogénito.

En la última cita de la temporada vasca de ciclocross, Gorka Izagirre izó la bandera del orgullo familiar para imponerse en el 50 aniversario de la cita guipuzcoana, la más longeva del calendario estatal. El mayor de los Izagirre superó a Jonathan Lastra en el vis a vis de meta después de que Ion, que comandaba el trío, perdiera el hilo un par de vueltas antes de la resolución de la carrera, que manejaron los Izagirre. En la misma medida que menguó Ion, finalmente tercero, se erizó Gorka, que soportó el intento de motín del bilbaino cuando Ion se quedó sin cobertura, desconectado del cordón umbilical de Gorka. Resistió Gorka la descarga de Lastra, ambicioso hasta el tuétano, aunque con menor reprís que el de Ormaiztegi en los metros decisivos. El vizcaino exigió al mayor de los Izagirre en la desembocadura de la carrera, que se disputó en un recorrido barrido por el viento sur, seco el suelo, pero que regó de alegría a Gorka, vitoreado y aplaudido por el numeroso público que se reunió en Ormaiztegi.

Para entonces Ion era una islote. No podía atarse a su hermano y tampoco a Lastra, que cohabitaban su esfuerzo en una pequeña habitación. Tampoco le preocupaba que le rastrearan. Igor Arrieta, de estreno como profesional del Kern Pharma, estaba demasiado lejos. El navarro se fue al suelo un par de veces y eso imposibilitó que creciera más. Fue cuarto. Nadie molestaba a Ion Izagirre, que lucía su nuevo maillot de entrenamiento amarillo del Cofidis, el equipo en el que rodará durante el presente curso. Su hermano Gorka también vestía su nueva indumentaria, la del Movistar. Nueva piel, mismo espíritu. Lastra era el único entre los cuatro primeros que solo estrenaba el nuevo año porque continúa perteneciendo al mismo equipo. El sentimiento de pertenencia, el que tiene que ver con el linaje, con lo más profundo, lo subrayó Gorka Izagirre, que defendió con fiereza y éxito la casa de su padre. En féminas, Paula Suárez (Oreka Cycling), la gran dominadora del curso, sumó otro triunfo a su palmarés. La alavesa, que ya no corre con los colores del Laboral Kutxa, certificó su superioridad sobre Olatz Odriozola (Bizikleta.com), segunda. Ixone Núñez fue la tercera élite y Edurne Izkue la mejor sub’23.

Después de siete triunfos consecutivos, Wout Van Aert tuvo que hincar la rodilla frente a Tom Pidcock, vencedor en la prueba valedera para Copa del Mundo en Hulst. Al belga se le salió la cadena de la bicicleta al comienzo y remontó hasta la cuarta plaza. Eli Iserbyt se hizo con la general de la Copa del Mundo tras su segundo puesto. En féminas, otra muesca más para Lucinda Brand.

Élite masculina

Open femenina