niciada la pretemporada, con las piernas aún bostezando somnolencia tras el periodo de descanso de la pasada campaña, el edredón de la polémica abraza al pelotón y a los despachos por culpa de las cetonas. El ciclismo, siempre cíclico, tiende a mirarse al espejo y pensarse a sí mismo cada cierto tiempo. Es consustancial a su naturaleza. El revisionismo le acompaña como el imperdible que, inseparable, engancha al dorsal. Las cetonas, el suplemento alimenticio de la discordia que recorre la espina dorsal del pelotón, continúa en el centro del debate después de las últimas aportaciones de usuarios y detractores. ¿Pero, qué son las cetonas? Las cetonas son un complemento alimentario que no está incluido en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ni de la Unión Ciclista Internacional (UCI) pero que generan controversia.

La sustancia en cuestión es un producto sintético, si bien no se trata de un medicamento que contribuye, según algunos, a una mejora del rendimiento, y está indicado para que un atleta que efectúa un esfuerzo intenso y que se someta a una dieta baja en grasas pueda rendir al máximo sin que sufra desfallecimientos. Las cetonas se acumulan cuando el cuerpo comienza a quemar grasa para obtener energía. “Hasta la fecha no hay evidencia científica de que los cuerpos cetónicos mejoren el rendimiento”, afirmó Xavier Bigard, médico jefe de la Unión Ciclista Internacional, en una reciente entrevista con el diario L’Equipe respecto al uso de las cetonas. Los efectos secundarios que pueden provocar en el aparato digestivo debido a su ingesta es lo que alerta a la UCI. Bigard desaconseja su consumo. “Hay uno o dos puntos que deben abordarse: la dosis, es decir, la cantidad ingerida y la repetición de la ingesta, y el tipo de cetona. Quizás haya una categoría que no ha sido suficientemente estudiada y lo investigaremos”.

Roger Legeay, presidente del MPCC, (Movimiento Por un Ciclismo Limpio), desconfía. Legeay expuso en Cyclingnews que “tenemos varias investigaciones. Algunas dicen que mejoran el rendimiento. Otras dicen que no, que apenas mejoran el rendimiento. Y otra dice: no lo sabemos... Pero cada vez son más los corredores los que utilizan las cetonas. ¿Qué hacemos con eso? Si no rindes más, ¿para qué las usas?”. Alrededor de las cetonas existen dos bandos: la de los equipos que las emplean por su supuesto beneficio, el Jumbo o el Trek reconocen su uso, aunque parece que la sustancia está mucho más extendida por el tuétano del pelotón, y los que exigen su prohibición al entender que su consumo concede una ventaja que entronca con el dopaje.

Guillaume Martin y Romain Bardet abogan por su prohibición. Con anterioridad, Thibaut Pinot se refirió al ciclismo de dos velocidades para describir el supuesto impulso que provoca el uso de las cetonas, que algunos estudios sitúan en una mejoría del rendimiento del 2%. “Depende de las autoridades antidopaje decidir si las prohíben o no y ese es el problema porque estamos en una zona gris. Las leyes son demasiado laxas. Hablamos mucho sobre estas sustancias cuando solo necesitamos prohibirlas”, comentó Bardet. “Yo no las tomo y mi equipo es parte del Movimiento por un Ciclismo Limpio que prohíbe su uso. Incluso antes de que el MPCC tomara su postura, me había prohibido tomarlas. Obviamente estoy a favor de prohibirlas por razones de justicia, pero depende de la UCI”, argumentó Martin. La UCI sostiene que no hay evidencias de que mejoren el rendimiento. Mientras la ciencia aporta un veredicto definitivo sobre las cetonas, el pelotón enfoca el curso que viene entre trincheras.

La UCI sostiene que no existe evidencia científica de que el consumo de cetonas mejore el rendimiento, pero el MPCC dice que han de prohibirse