- De locos. Gran Premio de Arabia Saudí, penúltima carrera de la temporada: un título cerrado y pendiente de decidirse, un circuito desconocido, urbano y ratonero, adelantamientos, incidentes, coches de seguridad físicos y virtuales, banderas rojas, polémicas, muchas polémicas... Y como resultante dos tipos que llegarán a la última cita de la temporada empatados a puntos gracias a la victoria de Lewis Hamilton, que llegó a empotrarse contra Max Verstappen, quien acabó segundo, envuelto en la controversia, en un duelo épico que se cerró pendiente de una investigación por una desaceleración del neerlandés que pudo propiciar el golpe que recibió del británico... El reflejo de la ambición, de la tensión y la falta de voluntad de ceder un mínimo ápice, lo que conduce a situaciones extremas, que incluso rebasan las leyes del reglamento.

Y todo se armó desde la calma. En las diez primeras vueltas, el poleman Hamilton logró una ventaja en cabeza de 2,7 segundos sobre Bottas, que a su vez cobró un margen de 1,3 ante Verstappen. Hasta entonces, sin movimientos en cabeza. Paz y prudencia.

De pronto, en ese décimo giro un accidente de Mick Schumacher desató la agitación. Provocó la entrada del coche de seguridad. Hamilton y Bottas aprovecharon para realizar cambios de neumáticos. Verstappen, por su parte, se mantuvo en pista. Red Bull planteaba así una estrategia diferente a Mercedes. El tercer puesto de Verstappen era insuficiente. En una carrera con la previsión de una sola parada, Red Bull optó por auparse en cabeza con el neerlandés, que rodaba pendiente aún de sustituir las gomas. Mercedes, mientras, no tendría la obligación de volver a visitar el garaje, pero ocupaba la segunda plaza con Hamilton y la tercera con Bottas. Cambio de guion.

Cuando el safety car se mantenía en pista agotando vueltas, en la decimocuarta el director de carrera, Michael Masi, decidió mostrar la bandera roja. Había que reparar las barreras protectoras dañadas por Schumacher. Esta decisión siguió el mismo protocolo de seguridad aplicado en los entrenamientos libres con el accidente de Charles Leclerc, en el que las barreras quedaron perforadas. Si bien, la decisión era beneficiosa para Verstappen. Durante este parón, cambió sus gomas sin perder tiempo y se mantuvo en la primera posición a la espera de reanudar la carrera con una salida convencional, tal y como decidió también Masi. Era líder consolidado.

La carrera se relanzó en la vuelta 15 de las 50 pactadas. Hamilton salió mejor que Verstappen y abordó la primera posición en la primera curva. Pero al afrontar el segundo recodo, el neerlandés no cedió y recuperó la cabeza, aunque lo hizo por el exterior de la pista. Ocon aprovechó y se aupó a la segunda plaza, rebasando a Hamilton. Por detrás, Sergio Pérez se accidentó, también Mazepin y dirección de carrera tuvo que sacar una segunda bandera roja. Sobre Verstappen, por la irregular maniobra con Hamilton que le había permitido regresar a la cabeza, se cernía una posible sanción.

Masi conectó por radio con Red Bull y ofreció a la escudería alada que Verstappen reanudara la carrera en tercera posición para evitar otro tipo de sanción. “Esa es mi oferta”, mercadeó. Desde Red Bull respondieron: “Lo aceptaríamos, pero revisa la vuelta de formación”. Y es que Verstappen protestó en la vuelta de calentamiento por un supuesto bajo ritmo de Hamilton: “Lewis está dejando más de diez coches de distancia”.

En la segunda relanzada -vuelta 17-, Verstappen realizó una espectacular salida. Ganó dos plazas en la curva 1. Brillante. Y un giro después Hamilton se quitó de en medio a Ocon. Así comenzó un duelo con la incertidumbre del comportamiento de los neumáticos, porque a esas alturas Verstappen rodaba con intermedios y Hamilton, con duros.

La carrera prosiguió la locura. Una secuencia en la que aparecieron cuatro coches de seguridad virtuales brindó oportunidades a Verstappen, que tenía que estirar la vida de sus gomas ante un Hamilton que entraba en zona de DRS para ser expulsado de inmediato por el neerlandés. La lucha por la victoria, y en consecuencia por el título, no podía ser más estrecha.

En el giro 37 Hamilton rebasó a Verstappen. El neerlandés contraatacó por el interior, pasado de frenada. Se salió de la pista para recuperar el liderato. Dirección de carrera obligó a Verstappen a devolver la posición. Al tratar de hacerlo, desaceleró en plena recta, en el punto más rápido del circuito, y con Hamilton pegado, lamiendo el tren trasero del Red Bull, lo que provocó el contacto. El británico se empotró con Verstappen. Peligrosísimo. “Este chico está loco”, protestó Hamilton, que a la postre diría: “No entendí por qué piso los frenos con fuerza”. Verstappen se expresaría así: “Ralenticé. Quería dejar pasar; él no quería adelantar y nos tocamos. No entendí qué paso ahí”. La acción fue investigada al término de la carrera. Podría decidir el campeonato.

Tras el choque, Verstappen seguía sin devolver la plaza. Finalmente lo hizo. Pero en la siguiente curva el neerlandés adelantó de nuevo a Hamilton. Como no fue una cesión limpia, al no conceder el margen de una curva, tuvo que volver a dejarse adelantar de nuevo. Además, recibió una sanción de 5 segundos por la colada en la primera defensa del liderato.

Con Hamilton dañado pero al frente -su alerón delantero había sufrido dos impactos a esas alturas- Verstappen cedió. Renunció con sus neumáticos agotados. Hamilton cerró las siete vueltas finales sin competencia. Su octava victoria de la temporada -103 de su vida- junto a la vuelta rápida dejaron a los dos candidatos empatados a puntos en el Mundial (369,5). El neerlandés llegará a la última carrera en cabeza, al contar con un triunfo más que el británico. Abu Dhabi decidirá uno de los campeonatos más espectaculares de la historia.